Chulitos

Desde que tenemos democracia no necesito llevar la contraria a los poderes públicos, aunque sean de un color distinto al mío. Por eso, acato sus instrucciones y salgo de casa con mascarilla, hago cola en la puerta de muchos establecimientos, y el gel hidroalcohólico me ... ha dejado las manos ásperas como una escofina de media caña. Lo lamentable es que mientras la mayoría hacemos lo que nos mandan y nos disfrazamos como los cacos del tebeo, otros pasan de cualquier medida de seguridad poniéndonos en riesgo a todos. Pero desde hace semanas he dejado de llamar la atención a los chulitos que circulan sin cubrirse la boca y la nariz porque he comprobado que suelen revolverse contra quien ose llamarles la atención. Para no poner ejemplos abstractos, confieso que hace nada le pedí a un mocetón sentado en una terraza que se pusiera la mascarilla, a lo que me contestó: ¡pues no te acerques tanto!