Chivo

Los abogados tienen la obligación de defender a sus clientes aunque sean unos hijos de perra. Hay que ponerse en el papel de todos esos letrados que dan la cara por tipejos tan despreciables como los autores de la muerte de la niña Sara ... o de Diana Quer, por citar solo un par de casos mediáticos. Cuando llega el momento, el letrado escudriña las leyes y pide justicia (o penas mínimas) para su protegido, incluso a sabiendas de que es más malo que Satanás y su cuñado juntos. Pero el defensor del principal acusado de este caso prefirió calificar a su cliente de «chivo expiatorio» de un proceso «eminentemente político». Podía haberle llamado víctima propiciatoria, cabeza de turco o enfermo de Alzheimer manipulado, pero le llamó «chivo» y se quedó tan oreado.