Chitón

Hacía tiempo que no asistía a una enganchada entre dos instituciones públicas tan relevantes como la Justicia y el Ayuntamiento; es más: ni siquiera recuerdo cuándo fue la última bronca de este tipo, si es que la hubo alguna vez. Como las razones de ... la disputa están perfectamente descritas en este reportaje y en los anteriores, ahorraré explicaciones y les contaré una anécdota que me sucedió hace diez o quince años, cuando conducía. Resulta que me salté en rojo el único semáforo con radar que había entonces en la ciudad, concretamente en la esquina de Don Sancho con la calle de La Merced. Al recibir la notificación de multa con pérdida de puntos del carné de conducir, me acordé de la madre que parió al equipo de gobierno municipal; y cuando perdí el proceso en los tribunales recordé igualmente a los progenitores del señor magistrado.

Pero una cosa son las reacciones primitivas de un conductor cabreado y otra la refriega que nos ocupa. No me parece muy finolis que el señor alcalde diga que no se piensa «comer la sentencia», que servidor se zampó con patatas. Pero tampoco suscribo el recordatorio del TSJ sobre la obligación municipal de cumplir «las resoluciones firmes de los jueces y tribunales», algo que nadie pone en duda, por la que cuenta que le tiene.

Lo que ya no se lleva es el imperativo ¡cállese!, o lo que es lo mismo: chitón, palabra que sigue en el Diccionario pero en desuso.

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