Pez chico vs pez grande

En muchas de las esferas de la vida, se cumple aquello de que la mejor improvisación es aquella que está preparada. Seguir el guion previsto reduce las posibilidades de error y nos conduce a un sentimiento de seguridad. La previsibilidad ofrece, además, un camino de ida y vuelta. Por este motivo, y en todos los mercados, el líder obtiene una ventaja injusta, dado que un buen número de clientes lo elige por representar lo fácil, lo seguro.

Sin embargo, los cimientos de esta histórica realidad comienzan a resquebrajarse por dos vías. Una nace de la rebeldía de pymes dispuestas a dar la batalla de la especialización y la diferenciación. Ya no se trata de soñar con convertirse en el pez gordo del océano, sino de ser el mejor pez chico del estanque adecuado. Comprender las demandas de una audiencia pequeña, pero rentable, garantiza la reputación que se necesita para llegar a audiencias cada vez más grandes. La otra arista, más incipiente, surge a partir del comportamiento de un consumidor/cliente cada vez más crítico, que se hace constantes preguntas y que no perdona determinados errores.

Los líderes de hoy son conscientes de que lo previsible ya no funciona tan bien y de que o innovas… o dejas paso. Por eso, es una buena noticia que, según los datos del INE, el gasto en I+D en personas y tecnología en las empresas de Castilla y León haya crecido un 11,6 % con respecto al año anterior, situándose como la segunda comunidad autónoma con mayor incremento. Sin dormirnos en los laureles, toca ahora decidir en qué estanques colocamos esos peces. ¿Cambiamos el guion?