Señoras y señores, castellanos y castellanas, leoneses y leonesas, he aquí la realidad: nos han chapodado en el examen que permitía pasar de la fase cero a la una porque no hemos avanzado lo suficiente en la lucha contra el coronavirus. El resultado es que ... hay que trabajar más y mejor porque Castilla y León no ha superado los retos socio-sanitarios que nos hubieran permitido avanzar una casilla, lo que nos obliga a seguir otra temporada en la de salida y sin mover ficha. Por si quedaba alguna duda, ninguna de las capitales de la región ha salido bien parada de la prueba, lo que debería hacer reflexionar a los que gestionan la pandemia y, de paso, a nosotros mismos como ciudadanos.

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Desde el primer momento en que pudimos salir a la calle a caminar o a hacer deporte, tuve la impresión de que, de la noche a la mañana, habíamos perdido el respeto al coronavirus. Eran tantas las ganas de volver a la normalidad de siempre que tomamos calles y plazas como si todo hubiera sido una pesadilla, un mal sueño del que se despierta sin resaca ni consecuencias. Salieron los niños y salimos los mayores aparentemente despreocupados; incluso algunos empezamos a fantasear con la posibilidad de vacacionar dentro de dos o tres meses. Pero el chasco de no pasar el primer examen debería servir para reflexionar y cambiar nuestros hábitos.

Confiemos en que la próxima convocatoria sea antes de septiembre…

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