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Una de las mejores razones para aficionarse a la tauromaquia es que carece de ideología. Hablo del enfrentamiento descarnado entre el hombre y el toro. ... No me refiero a posturas de partidos políticos, en los que por cierto falta una mínima altura intelectual para abordar una lidia ajena a clichés y gestos facilones. Ese modo de colocarse de perfil cuando hay que ofrecer el pecho. Ese pico abusón y mentiroso de querer ganar afectos y votos desde la ignorancia. Sobran pulseritas cursis, y falta profundidad en el juicio. En la comprensión. En descomponer el disruptivo arrebato de astas y lances.
Y, sí, el toreo es un ejercicio de libertad. Sí, pero…
Pero la libertad admite tantas, tan inútiles, claves tan amargamente demagógicas que se oculta la clave de bóveda del ruedo, más esférico que plano, y que se encuentra en una estantería diferente a la mera posibilidad de que se celebre un espectáculo. El secreto no habita en la fría página de una autorización administrativa. El rasgo definitorio y definitivo evita otra censura, aún más poderosa que la de una legalidad enturbiada cuando el sectarismo hace el paseíllo en hemiciclos y asambleas. La censura radical de ocultar la aniquilación permanente de la existencia.
La película, el documental, de Albert Serra lo explica. Primero explica las limitaciones cognitivas de quienes la catalogan como taurina o antitaurina. Después expone los hechos probados, en una sentencia sin recurso posible, cuyos fundamentos de derecho no son sino la carne humana y la animal. Una lucha carnívora que se excusa en destellos de estéticas diversas, trallazos como hemorragias, tornillazos como transfusiones, una vorágine hemodinámica sin causa ni efectos.
Así que 'Tardes de soledad', la obra de Serra, no es sino un tratado de biología. Amenizada con una lírica tan transformadora, la distorsión del combate real, de esa sala de despiece que es el espacio que circunda la barrera, acotados los miedos, desecados los anhelos tantas veces reprimidos. Segmentados los terrenos de la entrega y el engaño, sometidos siempre a la jurisdicción severa de la irrelevancia sobrevenida, ese naufragio de una identidad falsa, de una cobardía cierta.
Pedagogía sin filtros, tratado de biología. Biología natural. Que la artificial ya la estudian los recortadores de pancartas de feminismo, los autores ideológicos de eslóganes. Ahora que se anuncian los diestros Errejón, Monedero y Ábalos, en festejo benéfico. Errejón presentó parte médico y fue sustituido por su personaje. Monedero también se cayó del cartel. Ábalos sí hizo el paseíllo. Cuentan las crónicas que las pasó muy putas.
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