Me ha llegado ahora, en pleno invierno, 'Cerezas en el escondite', el último libro de Tomás Sánchez Santiago, publicado por Eolas y Menoslobos. Se trata de unas cerezas que se han estado macerando en aguardiente, ya que proceden de El Norte de Castilla, es decir, ... que se trata de artículos publicados en estas mismas páginas entre 2011 y 2020. Una media de siete u ocho por año a página completa. Algunos con vocación de cuentos, mientras que otros resultan reflexivos o memoralísticos. Lo que sorprende es su vigencia. Se dice que la gran exclusiva de hoy mañana solo sirve para envolver el bocadillo. No siempre es así. Por eso leemos con deleite los artículos escritos hace sesenta o setenta años por Cunqueiro o Pla, por irme a dos extremos del mapa.
Publicidad
¿Qué cuenta Sánchez Santiago en estos artículos de largo aliento para que el libro se lea con el interés de una novela? En realidad es un libro misceláneo de asuntos que le fueron saliendo al paso. Habla de exposiciones, paisanos y paisajes, libros; en fin, una ensalada de de asuntos vitales. La frescura se la da la mirada abierta y el estilo tenso. Porque Tomás es un zahorí que barrena y profundiza para sacar agua de los asuntos en los que centra su mirada porque con un estilo gozoso y deportivo. Hace años dije que escribía como bailan las mulatas. Quizá ahora pudiera ser tildado de machista. Por eso aludo ahora al estilo deportivo, la elasticidad del fraseo, la galanura de su prosa que parece que lleva un motor en los engranajes que empuja suavemente al lector por una cuesta abajo. Ahí está el secreto, en el estilo y en la mirada de un sabio apacible que vive parapetado tras una montaña de libros en los que apoya sus argumentos: Berger, Camus, Italo Calvino, Cortázar, Cristóbal Serra, Cernuda, Claudio Rodríguez, Lledó o Fermín Herrero.
De entre los artículos, si hubiera que espigar, me quedaría con los más narrativos en los que Tomás tira del recuerdo y de la ironía para contarnos nuevos episodios de la calle Feria de Zamora o de alguna de sus experiencias cuasi delictivas de sus etapa estudiantil en Salamanca. Más allá de la mirada cálida y solidaria es patente su compromiso con los débiles, las gentes que habitan las barriadas envueltas en el hastío y la desesperanza, como si Tomás fuera también el embajador de los desheredados. En definitiva, un libro trufado de refinamiento espiritual para leer con deleite ante una chimenea imaginaria, como cuando leemos a Marco Aurelio o a Montaigne.
En un mundo dominado por la frivolidad, no todo está perdido mientras queden a nuestro alrededor espíritus sensibles y cultivados como el de Tomás Sánchez Santiago.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.