El centro político está 'vaciado'
Es un territorio que el PP se resiste a ocupar; vive mirando de reojo a Vox
margarita sáenz-díez
Lunes, 27 de enero 2020, 07:31
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margarita sáenz-díez
Lunes, 27 de enero 2020, 07:31
Para paliar la situación de la 'España vaciada' son muchas las propuestas e infinitas las ilusiones, pero para ocupar el centro político también 'vaciado' el futuro se presenta sombrío. La derechización sin paliativos del Partido Popular, que vive mirando de reojo a Vox, continúa dejando ... yermo ese territorio. Y los más de 2,5 millones de votantes que perdió Ciudadanos en las últimas elecciones auguran el ocaso del partido fundado con vocación centrista por Albert Rivera.
Ciudadanos cometió el error histórico de cambiar su etiqueta, de socialdemócrata a liberal, y entonó la marcha fúnebre negándose a cualquier acuerdo con el malvado Pedro Sánchez, con quien habían llegado a pactar con anterioridad.
La política vasca Rosa Díez, europarlamentaria socialista renegada, intentó repoblar el centro político con una nueva formación, Unión Progreso y Democracia. Llegó a conseguir cinco escaños en el Congreso de los Diputados, pero después de una azarosa travesía, Díez presentó su dimisión tras el fracaso electoral en las autonómicas de 2015.
Habría que remontarse a la UCD, con Adolfo Suárez en cabeza, para comprobar que, entonces sí, el centro político no estaba 'vaciado'. Contribuyó positivamente a la estabilización y al desarrollo de la democracia.
Una fuerza de centroderecha, como se define el PP aunque Pablo Casado lo haya olvidado, acertaría si se presentara como una opción al servicio del interés general. Es decir, si jugara a fondo la carta del interés general, muchos españoles –bastantes más de los que le votaron en la última consulta– lo apreciarían positivamente. Como primer partido de la oposición podría aportar su visión en varias cuestiones de interés general, sin entregarse, por supuesto, en los brazos del Gobierno de coalición. De ese modo, contribuiría muy positivamente al desasosiego que nos invade.
Pero la actual tendencia autodestructiva de la dirección del PP, inquieta ante el riesgo de que Vox le muerda más votantes, deja yermo el territorio que ocupaba el sector que votaba PP guiñando el ojo al centro. Si Pablo Casado no busca caminos para el entendimiento con otros grupos políticos, habrá renunciado a la vocación de partido de Estado.
Durante la etapa de diálogo a punto de abrirse entre el Gobierno central y el Govern de Cataluña, el PP debería plantearse si flexibiliza su discurso si los encuentros consiguen logros dentro del marco de la Ley. Demostraría que ejerce su papel como partido de Estado.
El viernes por la mañana, José Luis Rodríguez Zapatero, entrevistado por Angels Barçeló en la Ser, decía que el centro derecha debería estar en la mesa que va a buscar soluciones y no en la trinchera de la agitación. Es más, según él cada vez que se ha puesto sobre la mesa el tema territorial, el PP pierde las elecciones porque una mayoría de españoles quieren el diálogo.
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