El centro no es estar en el medio

El apoyo de Ciudadanos, que pretendía adelantar al PP como fuera, es imprescindible para los populares. Francisco Igea, cabeza de lista de Ciudadanos, lleva días asegurando que no apoyará a ninguno de los dos actores del bipartidismo. Aunque luego lo matice. Analícese la siguiente afirmación hecha en este periódico: «Si no podemos modificar las cosas (ideología y compromiso electoral), no estaremos en ningún gobierno (fracaso colectivo y personal)». «Solo pactaremos con quien garantice un cambio real (coacción y aviso al eventual socio con gotas de cinismo)». Es un farol. Hará lo que le mande Albert Rivera y el indisimulado centralismo democrático de su partido. A Igea no le queda otra, si le dejan, que ejercer con inteligencia el notable papel de partido bisagra que le ha otorgado el electorado.

Aún no está metido el hilo en la aguja y anoche alguno ya comenzaba a dibujar acuerdo, o en las partidas de ajedrez en las que practicar el Gambito, truco táctico que implica el sacrificio de varios peones. El espectacular volantazo al centro de Alfonso Fernandez Mañueco, con Pablo Casado a la cabeza, no ha convencido al electorado y la prórroga concedida por su partido tras las generales puede que esté a punto de caducar.

Paradojas de la política, fue José María Aznar quien llevó al PP hasta el centro político y las mayorías absolutas una vez desaparecido el partido que primeramente lo encarnó: la UCD de Adolfo Suárez. El centro no es una ideología, es una posibilidad teórica y un espacio social imprescindible para quien pretenda gobernar en España, aunque una vez abandonado sea difícil de recuperar. Solo la soberbia y petulancia de algunos políticos, como a los que apuntaba Herrera el otro día cuando se despidió en las Cortes, creería que estar en el centro es lo mismo que estar en medio.