Todo este montaje sobre el origen vallisoletano de Jeff Bezos y lo mucho que podría hacer por el terruño y por algunos de sus paisanos, me recuerda la peli 'Bienvenido míster Marshall' y los sueños de los habitantes de Villar del Río ante la ... llegada inminente de los norteamericanos, que acabaron pasando sin detenerse y a toda pastilla. Ese discurso maravilloso del alcalde Pepe Isbert, atrancado en la frase «como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar» no se parece en nada a las maniobras de estos regidores del siglo XXI que sueñan con el maná del segundo hombre más rico del mundo. Con un poco de suerte caerá alguna inversión que se unirá a las que otros mecenas han hecho en la provincia sin tener ninguna relación vecinal o familiar entre el que atesora mucho y los que esperan algo.
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Ignoro si estos movimientos ablandarán al multimillonario americano, aunque no deberíamos olvidar que la riqueza (sobre todo si es desmesurada) consiste en amasar dinero, no en repartirlo a tontas y a locas. Pero me sumo a los anhelos de los que esperan inversiones del dueño de Amazon y me comprometo a escribirle unas letras aprovechando que tres primos carnales míos se apellidan Bezos de primero y Cantalapiedra de segundo. Si con esa tarjeta de presentación no conseguimos un par de fábricas es que somos unos cenizos.
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