Miércoles de Ceniza en la iglesia de la Vera Cruz de Valladolid. Alberto Mingueza

Las cenizas

El lucernario ·

«El feligrés inicia un camino en el que reconoce su propia fragilidad y debe poner coto a las tentaciones»

Laura Ríos

Valladolid

Miércoles, 17 de febrero 2021, 19:44

'Mens sana in corpore sano'. Esta cita clásica recobra especial relevancia en un contexto de pandemia en el que es ya un logro esquivar el contagio, pero todo un milagro sobrevivir a los efectos perversos que está produciendo en la economía. Ya casi un ... año de esta dura travesía en la que no viene mal echar un vistazo al interior.

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El calendario litúrgico ofrece a los católicos la posibilidad de prepararse durante cuarenta días. El punto de partida ha sido el Miércoles de Ceniza, este año sin contacto físico. Las restricciones han pesado en este tiempo en el que ha habido que asumir largas colas para recibir un puñado de polvo gris sobre la cabeza. Es la Cuaresma en tiempos de covid. El feligrés inicia un camino en el que reconoce su propia fragilidad y debe poner coto a las tentaciones. Comienza la purificación del espíritu.

Creo que la limpieza del espíritu es tan importante como la limpieza de manos. No es banal y tampoco exclusivo del catolicismo. Es conveniente y necesario que se imponga el sentido común como se impone la ceniza sobre las cabezas. Eso supondría reconsiderar decisiones que han atacado derechos fundamentales como la propia libertad religiosa. No es un privilegio que se suprima el 'numerus clausus' en espacios de culto, es asumir que estamos ante una restricción injusta y desproporcionada que protege la vida, sí, pero la deja hueca y vacía.

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