CDR en CyL

Intruso en El Norte ·
En el arreón de una clase desclasada, los hijos de la ira se han conjurado contra el patrimonio

Jesús Nieto Jurado

Valladolid

Domingo, 3 de noviembre 2019, 08:31

En la iglesia de San Esteban de Zamora han pintado un grafiti sin respeto ni a la moral ni a las costumbres. Los CDR tienen eso, que se propalan por la España plural y vienen teledirigidos a atentar contra nuestro patrimonio en los tímpanos ... y en los dinteles y en las cosas románicas. Todo lo hicieron con premeditación y alevosía; del Merlú tomaron, quizá, la caperuza para que nadie los identificase en un día de otoño que no era otoño. Mari, mi Mari del Finisterre, está que se la llevan los demonios y nos pone paella en su arreón de justicia poética.

Pintarrajear una iglesia es la rabieta previsible de los desocupados que nos duele como una muela. El español aburrido tiene una querencia inmanente a eso de profanar templos y sacarse una teta con pelos frente a un Cristo. Que hagan una pintada en una iglesia estaba ya previsto por los maestros canteros, que tallaron nuestro futuro en piedra cachonda. Lo cual que esto de profanar las iglesias con los esprais del chino es un oficio que quizá Carmen Calvo naturalice: este cronista vio cómo en una iglesia de la granadina Carrera del Darro pintaron que la Religión es heteropatriarcal y con un lazo amarillo.

En el arreón de una clase desclasada, los hijos de la ira se han conjurado contra el patrimonio. Meter el espray a un tímpano románico es su último ejercicio de dignidad democrática. Estos 'cedeerres' castellanoleones vienen, quizá, del aburriemiento de todo un país. Son los excluidos del Instagram cuando sucede por aquí la tragedia de que en los días laborables cierra pronto el club nocturno que hay a los pies de la nacional. Allí donde suena Julio Iglesias y nos dan cariño a 'Lupo' y a mí mismo en el 'spotify'.

Mañana hay un debate prefabricado al que este columnista irá por ver las miserias de la democracia cuando los focos se apagan. Lo que me encuentre será una cosa entre susto y miedo, y me llevaré una petaca con coñac «por guardarme las espaldas», que diría el maestro Manuel Alcántara.

En España se hacen pintadas en las iglesias, acaso porque los artistas patrios vuelven 'freudianamente' a donde el Arte es Arte. Toda pintada contra un templo nos provoca, en el coñac de la partida, cierta necesidad de constitucionalismo y hasta el carnero de la Legión por Las Ramblas.

Mear en sagrado es el 'must' de cierta política que nos sale ahora con las cunetas y con los carrilos. En Barcelona los golpistas van a comerse el turrón con los suyos. La gracia navideña les permite que nos sean tan entrañables.

Se trata de un atentado a la libertad religiosa sobre el cual deben ya moverse papeles, y diligencias y cosas. No se puede consentir que en nuestra tierra le compren la mercanía a esos nazis mediterráneos que ya no saben qué inventar.