Los astronautas leoneses Pablo Álvarez y Sara García. J. Casares / EFE

Cazurros

Rincón por rincón ·

«Hay pocas efemérides en la historia de León, y en la de la comunidad, que alcancen el nivel de lo ocurrido con Sara y Pablo»

J. Calvo

León

Lunes, 19 de diciembre 2022, 00:12

Los cazurros, los leoneses, son tipos tercos, pero mucho; vehementes, sin descanso; cabezones, hasta aburrir; leales, por descontado; y peleones, pero muy peleones.

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No es una descripción casuística, más bien un retrato poco armado de lo que conlleva la personalidad de quienes viven «ahí arriba, ... en norte».

A esas acepciones, y similares, recurrió el alcalde de la ciudad de León, el socialista José Antonio Diez, cuando recibió la pasada semana a los dos astronautas españoles de la Agencia Espacial Europea.

Con Pablo Álvarez y Sara García a derecha e izquierda el primer edil de la capital, quien puso en valor ese carácter luchador y aguerrido que marca a quienes forman parte del viejo Reino de León. Cazurros y astronautas, la mezcla da para un anuncio navideño de televisión.

«No hay límites», les dijo Diez, mientras en las bancadas se aplaudía a rabiar la gesta de dos leoneses que sin conocerse pese a vivir y estudiar en la misma ciudad, finalmente llegaron de la mano hasta el espacio.

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Hay pocas efemérides en la historia de León, y en la de la comunidad, que alcancen el nivel de lo ocurrido con Sara y Pablo. Lo suyo es algo tan excepcional que merece el mayor de los reconocimientos.

A Sara le esperan ahora numerosos proyectos de investigación que, de coincidir en los procesos de la Agencia Espacial, podrían acabar con ella en el espacio. Ella es una reserva de lujo, en el fútbol, el centrocampista que sale a resolver cuando se le necesita.

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Pablo, sin embargo, deberá abordar en los próximos dos años todo tipo de procesos formativos con un brutal nivel de exigencia, desde cursos de supervivencia en condiciones extremas, convertirse en piloto de aviones y asumir que su cabeza deberá realizar todo tipo de dobles cálculos en milésimas de segundo.

No existe mayor reto para la especie humana que el desafío del espacio, con todo lo que eso supone a estas alturas y por las dificultades estratosféricas que supone alcanzar de nuevo la Luna y pensar que en un par de décadas será posible viajar a Marte.

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Es cierto, a estas alturas de la película el reto que se les avecina es de dimensiones siderales. Tan siderales que su «carácter cazurro», el mismo al que apeló el alcalde de León, será determinante para que la puedan superar.

La presencia de Sara y Pablo en el escenario local, la enorme trascendencia de cuanto han realizado y les espera, solo es el punto de partida si se analiza lo sucedido hasta la fecha. Ambos han aplaudido la educación pública, ambos son hijos de carreras que se pueden acometer en la Universidad de León, y los dos son el resultado de procesos previos a considerar.

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«Nunca hubiera sido astronauta si en León no se hubiera implantado Aeroespaciales dos años antes de que yo comenzara la carrera universitaria», aseguró Pablo.

Esa certeza fue aprovechada la pasada semana para recordar que León, su universidad, sigue aspirando y sigue siendo un lugar idóneo para implementar nuevas disciplinas y contar con nuevas facultades, como Medicina. La reivindicación llegó en presencia de ambos astronautas como ejemplo de que solo de apuestas arriesgadas y valientes se obtienen resultados tan extraordinarios como imprevistos.

Queda para el resumen final la pícara versión leonesista de quienes acudieron a los actos de homenaje.

–«¿Pero no les ha recibido la Junta aún, no son castellanos y leoneses?», se aseguró.

Hubo un frío helador a continuación, y un silencio impropio en el entorno.

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Ya se sabe, cosas de cazurros. Tan tercos, tan vehementes, tan empecinados, tan...

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