Ala tercera va la vencida. El entorno del presidente del Gobierno confía en que la cumbre de la OTAN, que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de junio, sirva de escenario para catapultar a Pedro Sánchez como uno de los líderes del ... momento. Los casi cuarenta millones de euros que nos costará la reunión, adjudicados a dedo por el Gobierno, según parte del Gobierno, se dan por bien gastados si, por fin, se logra el ansiado encuentro con Biden. Quieren una foto del presidente español con el de Estados Unidos, sin correrías por los pasillos, sin miradas de soslayo y que haga olvidar la cara de Biden, con aquel gesto de «¿quién es este?», cuando vio que, a paso decidido y con sonrisa de oreja a oreja, se le acercaba un individuo, rompiendo los cordones de seguridad.

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Solo faltó que sus escoltas bloquearan a Pedro Sánchez que, a duras penas, logró dar veinte pasos junto a él. No volverá a ocurrir. La diplomacia española lleva meses negociando una entrevista de diez minutos, 'foto de sofá', con los dos líderes mundiales, Sánchez y Biden, departiendo amigablemente sobre los problemas del universo.

Pedro Sánchez anda a la deriva, con un gobierno descuartizado y en gresca permanente, porque los socios que le quitaban el sueño antes de entronizarlos irresponsablemente, se lo están quitando de verdad y no le dan resuello. Sabe que a medida que se acerquen las elecciones las trifulcas aumentarán, porque los de Unidas Podemos quieren un lugar al sol y tienen muy claro que con él no saldrán de la sombra y se verán arrastrados al precipicio de la insignificancia. Hoy, con cinco ministerios y una vicepresidencia, tienen más poder que representación real, pero corren el riesgo de perder el poder y acortar la ya de por sí escasa representación. Se puede decir que son ministerios de 'la señorita Pepis', pero están, tienen presupuesto, cohorte y voz, dan, reparten y gozan de una visibilidad que no desaprovechan. Suenan más los cinco de UP que los dieciocho del PSOE.

En un gobierno donde todo es imagen, pose y pasarela, la foto con Biden puede incluso silenciar el gallinero del ejecutivo, dividido, sin una voz propia y en zancadillas permanentes. Pero en el Ministerio de Asuntos Exteriores no acaban de bajar a EE UU de las reticencias con un gobierno social comunista que, además, en plena guerra de Ucrania, se muestra dividido y contestatario con la OTAN.

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La foto con Biden ha sido determinante para que España acepte el reto de la cumbre y el ministerio de Asuntos Exteriores no quiere sorpresas, ni elevar las expectativas, como sucedió en Bruselas, donde el encuentro inexistente llegó a figurar en la agenda oficial de la delegación española. A la caza de Biden, Pedro Sánchez sueña con esa foto, como las jovencitas de ayer por la del Dúo Dinámico.

Están hilando fino, pero los socios ayudan poco porque, incluso la ubicua 'vicerisitas' se muestra reticente para lucir palmito en la cumbre. «Podemos no va a asistir a la cumbre de la OTAN. Pensamos que hay otras prioridades a esos 37 millones que va a costar y que se han adjudicado a dedo». «Dime de qué se trata, que me opongo», es la postura oficial de los 'ellos, ellas, elles', pero si París bien valía una misa, la foto con Biden bien vale 40 millones.

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