Alberto Núñez Feijóo. Quique García / EFE

Caviar en la cloaca

Rincón por rincón ·

«Eran tiempos de ordeno, mando, arruino y enriquezco. Se jugaba con la vida (política) de quienes salían al paso»

J. Calvo

León

Lunes, 4 de julio 2022, 00:16

Bajo la canícula veraniega, a la sombra de los buenos deseos, y con la esperanza del olvido estival, el Partido Popular leonés –reflejo del autonómico– espera que el curso de la propia vida, el devenir de los acontecimientos, cubra con el olvido sus miserias.

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Así ... son los políticos de medio pelo, los torpes, los que se encomiendan al calendario para prolongar su propia existencia. Siempre ha sido así, y hay escenarios que difícilmente van a cambiar.

En León, en el PP, su presidente provincial se cruzaba whatsapp anunciando el voto compartido con Vox para ganar terreno y laminar a sus propios 'hermanos' de partido.

Solo era una de muchas, dicen sus aún hoy compañeros. Más tarde, en unos audios, se le podía escuchar cómo compraba afiliados para conseguir alcanzar la presidencia de su partido a nivel provincial. Prácticas ambas muy de la casa, muy de andar por casa. Muy del PP, en definitiva.

En el PP, en el nacional, la corrupción asomaba por la ventana y los militantes aplaudían. Unos más y otros menos, eso es cierto. Aquella, seguro, fue una buena escuela para los alumnos más aventajados.

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Eran tiempos en los que se comía caviar y se bebía champán en las cloacas. Todo muy 'in', se supone, y con música de violines al fondo.

El espejo de aquel PP nacional, tan lleno de porquería, estaba en León. Aquí, una presidenta de trágico final actuaba por mimetismo. Ella organizaba fiestas en los pozos negros de la política, y a alguna de esas fiestas acudían quienes ahora gobiernan el destino popular en estas tierras.

Eran tiempos de ordeno, mando, arruino y enriquezco. Se jugaba con la vida (política) de quienes salían al paso. Y todo con impunidad, y complicidad.

Ahora la situación es bien contraria. Es en el PP local desde donde la porquería sale por la ventana en forma de audios que invitan al vómito. Y sí, es cierto, hay quien aplaude.

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La situación, casi kafkiana, se produce mientras en el PP nacional se limpia con desinfectante cada mañana los despachos.

Los nuevos tiempos de Feijóo obligan a mantener un aire de pulcritud que en León no se respira. Y en Génova, ya se sabe. De ahí que en la última semana la dirección nacional haya decidido coger la lupa y esperar.

Hoy, en la planta quinta de los populares, se engorda el dossier sobre el PP de León a la espera de comprobar qué posición toma la dirección autonómica. Conocedores de los hechos, y del hedor que los mismos desprenden, se aguarda a ver cómo se desencadenan los acontecimientos.

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La estrategia no es mala, en el fondo se trata de conocer hasta dónde se comparten actitudes tan repugnantes y qué justifica la anuencia y la inacción.

Será tras el verano, tras conocer los movimientos locales, cuando la dirección del PP nacional archive el asunto (en la mejor versión) o apure el bisturí (si todo sigue igual).

Feijóo, su equipo, sabe que en León hay un nido de comportamientos sospechosos, abiertamente cuestionables, impropios de un partido político e insoportables desde la decencia política. Lo sabe, y no hay duda al respecto.

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Observar con lupa hasta el nuevo curso político le permitirá a la dirección nacional calibrar hasta dónde está de enfangado el PP leonés, hasta dónde se justifican sus miserias y hasta dónde se encubre a sus responsables.

Después llegará el momento de tomar medidas. Salvo que, por sorpresa, la parte autonómica del partido ejerza sus propias responsabilidades.

De momento esto huele a ácido nítrico mezclado con ácido sulfúrico y glicerina.

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Nitroglicerina, por resumir.

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