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Los presidentes autonómicos del PP y el de la ciudad de Ceuta. Miguel Ángel Molina-EFE

Castilla y León a las urnas

«De cualquier modo, habrá un encadenamiento de consultas autonómicas que preservará a Casado de las pugnas internas y le permitirá centrarse en la batalla política efectiva con sus adversarios de izquierdas»

Antonio Papell

Valladolid

Martes, 21 de diciembre 2021, 07:35

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anunció ayer a primerísima hora, por sorpresa, su decisión de remodelar el Gobierno para expulsar de él a los cuatro representantes de Ciudadanos y convocar elecciones anticipadas para el 13 de febrero. El ... fantasma electoral empezó a planear cuando Ciudadanos se descompuso en Murcia y a punto estuvo de cuajar una moción de censura contra el presidente del Gobierno de la comunidad, Fernando López Miras. Como se sabe, tras un delicado juego de traiciones, la maniobra no salió adelante. Como es conocido, en las elecciones de mayo de 2019 en Castilla y León, el PP quedó en segundo lugar, con 29 escaños, por detrás del PSOE, que logró 35, por lo que necesitó el respaldo de los doce de Ciudadanos para gobernar.

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Mañueco, desde la traición murciana de Ciudadanos, se sintió inseguro, y -ahora se ve- comenzó a planear una anticipación, que ya le permitía la última reforma estatutaria (con anterioridad, los estatutos formados al amparo del art. 143 C.E. no permitían anticipar). El pasado día 6, en la ceremonia conmemorativa de la Constitución, Mañueco fue interrogado al respecto y las crónicas recogen su respuesta. «Mi preocupación en estos momentos son las personas de mi comunidad», se limitó a decir, pero sus frases ya desprendían cierto tufillo preelectoral. «Quiero liderar la defensa no sólo del mundo rural, sino especialmente de los agricultores y de los ganaderos», proclamaba durante la celebración en el Congreso de los Diputados. Mañueco intensificó su presencia en Madrid, con tres actos en menos de una semana, con el evidente afán de notoriedad que ello supone.

La jugada, que parte de la pérdida explícita de confianza que argumenta Mañueco en relación a la lealtad de Ciudadanos y que evita definitivamente el riesgo de una moción de censura, tiene sus riesgos pero beneficia objetivamente a Génova y puede resultar provechosa para los populares castellano-leoneses. Las razones que avalan teóricamente la operación son, en primer lugar, las encuestas: la última de Metroscopia, de este mismo mes, da al PP entre 34 y 37 escaños, más que las fuerzas de izquierda juntas, a pesar de que Vox, que sólo obtuvo un escaño en 2019, está claramente al alza. Además, la anticipación frena en seco los movimientos de 'la España vaciada', que están en fase larvaria y sin organizar todavía.

Pero sobre todo, el anuncio cambia la dinámica del PP estatal, de forma que Génova deja de estar en el centro e Isabel Ayuso ha no tiene la posibilidad de presionar para celebrar cuanto antes su anhelado congreso porque los estatutos del partido prohíben su celebración mientras tengan lugar procesos electorales. Con toda probabilidad, Casado aprovechará la ocasión, que abre una larga pausa, para neutralizar el rifirrafe con Ayuso, que en el fondo es una pugna por el liderazgo del partido. Y Ayuso tendrá que aplazar sus aspiraciones a las próximas elecciones generales: Casado no sobreviviría políticamente a una derrota, por lo que entonces, si ha lugar, habría llegado su ocasión. En el momento actual, mantener la pugna abierta sería un suicidio para el partido e incluso para la propia presidenta madrileña, cuyos partidarios desertarían si su ambición se mostrara negativa para los intereses reales del PP.

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El presidente andaluz, Moreno, sorprendido negativamente por los malos datos del CIS andaluz, está en una posición parecida a la de Mañueco, y ya ha anunciado que su adelanto electoral será autónomo y no supeditado a otros movimientos (junio u octubre, si no hay bloqueo). Es temible el ascenso de Vox en Andalucía, donde el casticismo de extrema derecha tiene canteras inquietantes, y el nuevo líder socialista, el exalcalde de Sevilla Juan Espadas, acaba de llegar y todavía no se ha consolidado en la opinión pública. De cualquier modo, habrá un encadenamiento de consultas autonómicas que preservará a Casado de las pugnas internas y le permitirá centrarse en la batalla política efectiva con sus adversarios de izquierdas. Bien entendido que lo que suceda en las comunidades autónomas no es determinante de lo que ocurra en las elecciones estatales, que se juegan en otra división.

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