Excrementos de paloma en una calle del barrio de La Rubia. EL NORTE

Carroña

Algo que decir ·

Me llevan los demonios ver a determinadas personas que van soltando, con mucho disimulo, miguitas de pan, alpiste y arroz para que las ratas voladoras dispongan de un menú completo

En el piso donde vivía antes, dos vecinas bajaban todos los días a dar de comer a las palomas callejeras, que siempre me parecieron unos animales carroñeros por más que el Evangelio asegure que fue una de ellas la que dejó encinta a la mismísima ... Virgen María, con la venia de San José. Aunque dicha historia es bastante difícil de asimilar, ni aun así estaría justificado que ambas señoras se encargaran de alimentar a bicharracos que pueden traer enfermedades como la gripe aviar, entre otros males. Actualmente me llevan los demonios ver a determinadas personas que en las plazas de la Universidad o Santa Cruz van soltando, con mucho disimulo, miguitas de pan, alpiste y arroz para que las ratas voladoras dispongan de un menú completo que les permite comer a la carta.

Publicidad

Como las samaritanas saben que está prohibido hacerlo, se han inventado sistemas para no ser descubiertas por los guardias y lo normal es que vayan con un carrito de la compra en el que han hecho agujeros para regar la calle de comida palomera. Y así un día y otro desde hace años y sin que ningún policía haya descubierto el engaño y multado por una actividad ilegal.

Cuando pienso que mi deber habría sido denunciar a las dos, me contengo pensando lo poco que tienen que quererlas en sus casas para que alimenten en la calle a esas transportistas de carroña. Y escasamente agradecidas, porque no dudarían en cagarlas la cabeza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad