Carriles bus, carriles bici y el derecho a circular por la ciudad
Opinión ·
«El cambio climático es una realidad incontestable, con consecuencias tremendamente graves para las personas y los ecosistemas»Opinión ·
«El cambio climático es una realidad incontestable, con consecuencias tremendamente graves para las personas y los ecosistemas»El pasado 31 de mayo el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León acordaba desestimar el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Valladolid contra la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Valladolid, de 17 de enero de 2022, por ... la que se consideraban nulos los carriles bus y carriles bici implantados en el verano de 2020.
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La sentencia del TSJ considera que la modificación del tráfico debió hacerse a través de una Ordenanza, y no un Decreto de Alcaldía. En estos momentos dicha Ordenanza se encuentra en fase de tramitación. Más allá de los procedimientos formales por los que debiera regularse el tráfico en la ciudad, resultan muy preocupantes algunas de las valoraciones que el tribunal realiza en el texto de la sentencia.
Recordemos que la puesta en marcha de 23 tramos de carril bus exclusivo y dos carriles bici bidireccionales se realizó justo después del confinamiento debido a la covid, con dos objetivos claros: por una parte, facilitar la movilidad en autobús, aumentar su velocidad comercial, haciendo así más atractivo para las personas usuarias el transporte público, y recuperar los índices de uso previos a la pandemia, y tratar de limitar el incremento de uso del coche privado que se preveía tras el confinamiento.
La contaminación del aire asociada directamente al tubo de escape de los coches de combustión, así como a las partículas producidas por el rozamiento de los neumáticos con el asfalto, y los frenos, tanto en coches de combustión como eléctricos, está claramente relacionada con problemas graves de salud. Se calcula que cada año en Valladolid fallecen de forma prematura 200 personas, debido a la contaminación del aire.
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El cambio climático es una realidad incontestable, con consecuencias tremendamente graves para las personas y los ecosistemas. El ruido generado por el tráfico tiene impactos en la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas. En 2020 fuimos muy conscientes de la necesidad urgente de ampliar el espacio público dedicado a la socialización, a la movilidad activa, al paseo y la circulación en bicicleta. Para trayectos más largos, el transporte público es el medio más eficiente para moverse, tanto en términos energéticos como ambientales y económicos.
Por todo ello, cuesta entender que el tribunal insista en varias ocasiones en que «se ordenó la prohibición de la circulación de vehículos en las calles Cánovas del Castillo y Fray Luis de León». Vehículos como el autobús, que transporta al doble de personas en Valladolid que los coches, o las bicicletas, siguen teniendo acceso a estas calles. Y se ha conseguido con esa medida cortar el tráfico de paso por la ciudad, aquel que permitía atravesar la ciudad de Oeste a Este en pocos minutos, por todo el centro. Eliminar el tráfico de paso es una de las actuaciones que ciudades como Londres, París, Barcelona, Logroño o Pontevedra llevan tiempo poniendo en marcha para reducir el tráfico en la ciudad, y mejorar la calidad de vida en las mismas.
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No se entiende tampoco que el tribunal atribuya un supuesto colapso circulatorio a la puesta en marcha de los carriles bus. La congestión del tráfico solo tiene una causa: hay demasiados coches. Medidas destinadas a favorecer el uso del transporte público y la bicicleta son las que se han demostrado eficaces para reducir los atascos. El Ayuntamiento incluso se quedó muy corto en esas medidas. Una reducción significativa de las plazas de aparcamiento hubiera tenido efectos muy positivos, también, en la reducción del tráfico en la ciudad.
El tribunal declara que «fomentar el uso del transporte público y disuadir el uso del vehículo privado afecta intensamente a los derechos de los vallisoletanos». Efectivamente, afecta al derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, recogido en el artículo 45 de la Constitución Española. Las emisiones de gases tóxicos, de ruidos y de gases de efecto invernadero asociadas al tráfico de coches en la ciudad impiden disfrutar de un medioambiente adecuado.
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Más de la mitad de los desplazamientos en Valladolid se realizan caminando. Buena parte de los trayectos en coche son de menos de 2 kilómetros. Y no todo el mundo tiene coche, ni carnet de conducir. Apelar a los derechos de las personas, dando a entender que existe un imaginario «derecho a conducir mi coche por donde quiera», para poner obstáculos a los cambios que las ciudades necesitan, supone una desviación intencionada del camino que los responsables municipales deben seguir.
Las medidas puestas en marcha en 2020 fueron un inicio, pero muy tímidas para lo que es necesario hacer, a la mayor brevedad. La Ley de Cambio Climático de 2021 obliga a poner en marcha medidas para reducir las emisiones, tanto de contaminantes como de gases de efecto invernadero. Hay que sustituir muchos más carriles de coches por carriles exclusivos para autobuses, y carriles bici unidireccionales, como ya están haciendo en muchas ciudades de toda Europa. Y no por capricho. La salud de la población vallisoletana está en juego.
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