Carnavales sin disfraz
Abriendo el compás ·
«Llevar una manualidad en el bus era empresa de alto riesgo. Recuerdo una vez, en la que el profesor nos pidió esculpir con un cuchillo una pastilla de jabón Lagarto y moldear algo»Secciones
Servicios
Destacamos
Abriendo el compás ·
«Llevar una manualidad en el bus era empresa de alto riesgo. Recuerdo una vez, en la que el profesor nos pidió esculpir con un cuchillo una pastilla de jabón Lagarto y moldear algo»Ayer el pequeño Dimas apenas durmió. A las tres de la mañana sacó a su madre de la cama y en el salón comenzó una animada tertulia en torno a los nervios del día siguiente. Y la razón de todo ello no era otra que ... la fiesta que había preparado el colegio con motivo de los carnavales donde todos los niños podían ir disfrazados.
Yo no solía disfrazarme nunca en carnaval, de niño siempre tuve muy marcado el sentido de la vergüenza, propia y ajena. Luego llegaron los años de universidad, donde por aquello de no desentonar y quedar como el sieso del grupo tuve un par de incursiones en el mundo del antifaz.
Mi hijo Dimas suele ir al colegio en ruta, y por si no lo saben ya les digo yo que el autobús escolar es una de esas cosas que imprime carácter y da unos galones difíciles de igualar, y eso que afortunadamente ya no son ni los autobuses, ni chóferes de antes, que se aproximaban peligrosamente a ese Otto Mann, el conductor del autobús de los Simpson.
El autobús es una gran escuela de la vida. Cuando yo era pequeño hacíamos cuatro viajes porque de aquella, a diferencia de ahora donde prácticamente todos se quedan al comedor, los mediopensionistas que diría padre, se podían contar con los dedos de una mano.
Lo del bus escolar era un extraño coctel donde niños de seis años compartían asientos con adultos que iban al llamado COU, y que ante la ausencia del cuidador solían aprovechar la oportunidad para echarse unos cigarrillos en la parte trasera.
Íbamos tantos en el bus que muchas veces no había sitio para todos, y por supuesto, éramos los pequeños los que nos levantábamos para dejar sitio a los veteranos que cantaban canciones muy divertidas y educativas.
Llevar una manualidad en el bus era empresa de alto riesgo. Recuerdo una vez, en la que el profesor nos pidió esculpir con un cuchillo una pastilla de jabón Lagarto y moldear algo. Esperé a que mi abuelo llegara de trabajar y nos pusimos encima de la gran mesa de sastre a esculpir el maldito jabón, como si fuéramos el artista multidisciplinar palentino Melchor Gutiérrez San Martín. Aquello nos llevó hasta la noche y el resultado fue un perfecto automóvil, un clásico de los años 40. Tenía el sobresaliente asegurado, solo una desgracia podría quitarme la máxima puntuación. Pero todos sabemos que las desgracias pasan. Y ocurrió. Yo que además de vergonzoso era un poco pánfilo, no se me ocurrió otra idea que sacar la obra en pleno autobús con el fin de fardar con los compañeros, y evidentemente, aquello pasó de mano en mano hasta que se rompió en dos. El auto estaba tan logrado que aun llevando las distintas partes conseguí aprobar.
Dimas, decidió disfrazarse de Mario Bross con bigote y todo, y su madre me insistió en que hoy le llevara al colegio en coche por aquello de evitar las guasas de los adolescentes. Una vez allí, vi a su compañero Hernán de Luigi, Andrés que iba de Yoshi y el gran Amador de bombero. Bailaron, se rieron, merendaron chocolate con churros y bizcocho e incluso hasta algún padre se presentó vestido de superhéroe.
Yo pensaba que no tan lejos de allí, a no más de cuatro horas de avión, unas familias y unos niños que hasta ayer vivían como nosotros y con los que es imposible no empatizar, estarían también en los colegios, pero en los fríos sótanos, porque ha empezado una invasión de la que solo sabemos eso, que ha empezado una guerra, en la que podemos ayudar en todo, menos en lo que realmente necesitarían que les ayudáramos. Todo un sinsentido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.