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El diputado de ERC Gabriel Rufián. EFE
El avisador

Metafísica y alimentación

«Produce un cierto escalofrío comprobar cómo los nacionalistas vascos y los catalanes siguen marcando la pauta. Todo queda siempre en casa de los mismos»

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 15 de abril 2023, 00:10

No dan una. Ni los que tienen la responsabilidad de decidir ni los que cobran por asesorarlos. O dicho de otro modo: cuando el remedio resulta peor que la enfermedad. Aunque la vistan de lagarterana, la fórmula magistral de rebajar la inflación a fuerza de ... aumentar los tipos de interés no funciona. Cumplido el primer trimestre del tratamiento, la cesta de la compra nos sigue mermando lo mismo que la hipoteca. Así que mermamos doblemente, a juzgar por el derrumbe del ahorro de los españoles. Pura metafísica.

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Los tipos suben, y la inflación subyacente se afianza. Y en lugares como Castilla y León, por ejemplo, los alimentos valen un 17,3% más. Con este desajuste de las cosas del comer no es de extrañar que haya dificultades, y no pocas, para cubrir vacantes en los puestos de alimentación en los mercados municipales de Rondilla y Delicias de Valladolid. Si los cajeros de los supermercados toman clases de paciencia para soportar las invectivas del consumidor sobre la subida de los precios, ¿habrá que matricularse en Psicología antes de abrir tu propio establecimiento de alimentación?

A pesar de todo esto, y de alguna cosa más, no hay quien no saque pecho estos días de merme con vistas a las elecciones municipales. Los que gobiernan, donde gobiernan, y los que están en la oposición, donde gobiernan los suyos, siempre con mejores resultados que los que gobiernan donde ellos no gobiernan. No sé si se entiende. Empezando por el último candidato y llegando hasta la propia cabeza del país, que no desaprovecha ocasión para proclamarse rey de los tuertos y los mermados, en una Europa que definitivamente no sabe por dónde salir de sus propias contraindicaciones.

«Metafísico estáis», dice Babieca a Rocinante. «Es que no como», le contesta el caballo de Don Quijote. «Quejaos del escudero», dice Babieca. Y Rocinante: «No es bastante. / ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia, / si el amo y escudero o mayordomo / son tan rocines como Rocinante?». Regidos por rocines, comer resulta cada día un poco más difícil.

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Como vivir, lo que se dice vivir bajo un techo, sea en propiedad o en usufructo. Ni siquiera con los paños calientes de esos nuevos cambios sobre el precio de los alquileres. Produce un cierto escalofrío comprobar cómo en estas cosas los nacionalistas vascos y los catalanes siguen marcando la pauta. En otros tiempos eran PNV y Convergencia; ahora, sus enemigos de interior, Bildu y Esquerra. Pero todo queda siempre en casa de los mismos. Aunque se vistan (también) de lagarterana.

Como de otro tiempo, y hablando de estrecheces, nos viene además estos días de avanzadilla de elecciones y de verano, el rumor de aquello que el general llamaba «la pertinaz sequía». La madre de todas nuestras miserias. Los agricultores y los ganaderos compartiendo imágenes en el telediario con los turistas, para recordarnos lo que somos. O lo que deberíamos ser. En todo caso, lo que éramos antes de convertirnos en siervos del algoritmo y las predicciones meteorológicas.

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Mientras el campo se sigue desintegrando, y ya que no a los puestos de alimentación de los mercados de las ciudades, por lo menos nos queda el recurso de optar por alistarnos en el Ejército, ahora que ya no es necesario dar la talla. O, si decidimos seguir despoblándonos, de quedarnos en el pueblo, y acogernos al beneficio de una de esas tabernas que alcancen, del uno al otro confín de nuestra tierra, ese título maravilloso de «beneficio social».

Opciones hay, para escoger camino como para elegir papeleta en mayo, frente a las urnas municipales. Habrá que dedicar su tiempo y su metafísica a pensarlo. De supermercado en supermercado. De banco en banco. De taberna en taberna… de victoria en victoria hasta la derrota final. O viceversa.

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