Isabel Díaz Ayuso. G. Valiente / Europa Press
El avisador

No me gusta esta fruta

«El que no se equivoca, como de ordinario, es don Antonio: 'hoy es siempre todavía', y lo único que cabe esperar es que este hoy no sea demasiado siempre, por más que lo siga siendo todavía»

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 18 de noviembre 2023, 00:41

Me gusta la fruta» en vez de «qué hijo de puta». Y como respuesta, las cestas frutales de los madrileños jocosos, a los pies de las escaleras de la Real Casa de Correos, donde Isabel Díaz Ayuso mantiene la oposición a un Gobierno a ... punto de reeditarse. Sin duda menos peor esto que incendiar contenedores frente a la sede de un partido político. Y hasta tendría su gracia, si no fuera porque no la tiene en absoluto. No la tiene, porque la anécdota se ha convertido en categoría: la expresión «hijo de puta» entra ya con normalidad, y sin consecuencias, en el lenguaje de la alta política.

Publicidad

De hecho, el catálogo expresivo de estos dos días insufribles, previos a la perpetración de la investidura de Pedro Sánchez, no es sino el espejo de lo que sucede en la calle. Entre nosotros. No hablaré (¿para qué?) del discurso mendaz del en aquel momento candidato. Su modo repelente de repetir como un mantra las palabras constitución o democracia hasta despojarlas por completo de su significado. Accusatio manifesta. Pero sí hablaré, por ejemplo, del discurso pleno de odio y violencia de Patxi López, para denunciar presuntamente el odio y la violencia de sus adversarios. O de la definitiva sustitución de la prédica política por el monólogo de cabaret de barrio chino de un pícaro que se llama Rufián, y que nadie entiende todavía cómo estando él en libertad se pudieron llevar a prisión al rapero Hasél. Ni siquiera sabiendo que la diferencia entre estar en prisión o en una tribuna del Congreso, entre ser prófugo y delincuente o socio de Gobierno de un país cuya autoridad no se reconoce, es exactamente cero. Y hablaré también, solo por regodearme en ello, del triste futuro que le espera desde esta semana al mentado Puigdemont, convertido en 'botifler' desde el momento en que el presidente le agradeció en público su contribución impagable a la unidad de España.

Y hablaré por fin de otra 'anécdota', sin duda la más grave de todas, elevada también a la condición de categoría: el abandono del hemiciclo por parte de los diputados de Vox, para terminar en la calle, al frente de la violencia, lo que le correspondería hacer desde el interior del parlamento. En esa calle que en su día llevó a Podemos hasta el Congreso, inaugurando una etapa de degradación desconocida hasta la fecha. Y que ahora se apropia Vox, desenterrando fantasmas que se creían bajo losas, y que el propio presidente Sánchez, en su desafío de caminar permanentemente sobre héroes y tumbas, ha conseguido que renacieran de sus cenizas. Por desgracia, sabemos muy bien dónde empiezan en la calle las buenas intenciones, los cauces dignos de la indignación. Y donde suelen terminar. Otra consecuencia, las calles encendidas, de la falta de respeto absoluta hacia el gobierno de los que gobiernan.

Es lo que hay. Como es lo que hay que al que ganó en verdad las elecciones apenas le quede hoy el recurso de ver cómo deja de ser progresivamente tendencia en las redes sociales su apostilla a la cita de Machado e Ismael Serrano, en aras de la fruta de su presidenta madrileña. Poco más que decir, excepto que el que no se equivoca, como de ordinario, es don Antonio: «hoy es siempre todavía», y lo único que cabe esperar es que este hoy no sea demasiado siempre, por más que lo siga siendo todavía.

Publicidad

No me gustaban los políticos de antes que tomaban el nombre de Dios en vano. Tampoco me gustan los políticos de hoy que toman en vano los nombres de los poetas. O que hacen juegos de palabras con la constitución y la democracia. Ni me gustan las memeces ni las frutas tóxicas de ese populismo que, al parecer, desata pasiones en los arrabales de las ideologías. Falta fineza. Sobra hijoputez.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad