Eduardo Parra / EP

¿Por qué no se callan?

«Una vez más, cuando llegue el 9 de junio, será maravilloso saber hasta dónde la mentira, el chiste verde, el victimismo de opereta y hasta el circo mundial siguen teniendo crédito entre el pueblo español»

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 25 de mayo 2024, 00:37

Lo volvió a hacer. Lo último del taumaturgo para volver a viciar unas elecciones: provocar un baile mundial de embajadores entre Argentina e Israel, para tratar de mover las conciencias de los que creen que junio es un mes para las piscinas, antes que para ... las urnas. Una nueva versión del papel que interpretó hace un año cuando ganó, perdiéndolas, las elecciones generales: toque a generala para defender al presidente del acoso de las hordas bárbaras. Lo que el general llamaba en su tiempo la confabulación judeo-masónica.

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El diccionario de insultos de Óscar Puente se quedó corto, pero fue suficiente para encender la chispa del Joker Milei. Y la pugna de Francina Armengol por borrar los improperios en el diario de sesiones ha dejado esta semana exhaustos a los taquígrafos del Congreso: cuáles considerar ofensa y cuáles defensa; incluso qué tiempos de palabra permitir a la oposición para que el presidente deje de sudar la gota gorda. Un papelón. Menos mal que nos quedan las grabaciones.

Con este cenagal, alimentado hasta la náusea por la visita vergonzante del Guasón (que así llaman en América al Joker) a nuestro país, lo único seguro es que abocamos una nueva cita electoral en la que Feijóo vuelve a quedarse sin terreno. Primero, porque el modelo bárbaro y populista del rival se lo deja a su compañera de partido, Isabel Díaz Ayuso, que lo borda. Segundo, porque Vox, animado por el circo Milei, no está aún en el momento del ciclo decadente de Podemos. Lo vimos en las elecciones catalanas y habremos de ver hasta dónde llega ahora en las europeas. Uno siempre duda de si Pedro Sánchez habría vuelto a sentar en el banco azul del Congreso si no existiera Santiago Abascal o de si Santiago Abascal no estaría compartiendo tertulia con Pablo Iglesias si no tuviera enfrente a un personaje como Pedro Sánchez. Pero tan cierto como que Europa se prepara para un giro a la derecha sin precedentes en los últimos decenios, es que España está lista para mantener el caos y la vergüenza en su sitio. De momento, el CIS ya da cinco puntos por encima al PSOE frente al PP.

Lo ha vuelto a hacer, y mientras arranca o termina de arrancar una nueva campaña, esperemos que la penúltima, los españoles empezamos (o no) a pensar en la Europa que queremos con la secuencia de las imágenes del Joker Milei cantando y bailando e invitando a corear «Sánchez, compadre, la concha de tu madre». Que es, de largo, mucho peor que lo de la esposa corrupta. Y que deja pequeños los insultos de Maduro a Rajoy en su día, o los improperios recientes de López Obrador y Ortega al rey Felipe. Y que convierte en un infinito gesto de ternura aquellas palabras de Don Juan Carlos en 2007, cuando salió a defender al presidente Zapatero frente a Hugo Chávez en la cumbre americana: «¿Por qué no te callas?»

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Los populismos se insultan por delante, pero se tocan por detrás. Hacen manitas. La diferencia (aún hay diferencia) es que en Argentina al payaso indomable le siguen mayorías peronistas y exaltadas, como corresponde a un país rico devenido en pobre de solemnidad. Y en España al caudillito taumaturgo le votan en las urnas los mismos que en su tiempo leían a Juan Ramón: la inmensa minoría. Una vez más, cuando llegue el 9 de junio, será maravilloso saber hasta dónde la mentira, el chiste verde, el victimismo de opereta y hasta el circo mundial siguen teniendo crédito entre el pueblo español. De momento, el 'showman' argentino que llama (seguro que con razón) a sus perros «hijos de cuatro patas», y que afirma que Mussolini fue un rojo irredento, ya le ha hecho la mitad de la campaña al príncipe ofendido.

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