![Bárbaros del siglo XXI](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2025/02/14/1492438059-k1PE-U2308643710911b-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Como si se hubiera levantado pensando en Valladolid o en Salamanca, los primeros misiles arancelarios de Trump contra Europa se han programado para estallar sobre los sectores del automóvil y alimentario ... de la Unión. Un paso más en el empeño del gallo de chirigota americano de cargarse occidente, que amenaza con graves daños colaterales. Empezando por los pobres entre los pobres de América, que son los que le votaron para que pudiera ser todavía más rico aupado en su pobreza. Los primeros datos que llegan de Estados Unidos ya no están solo relacionados con la caída de la bolsa, sino también con eso que llamamos economía real.
Ahora bien, no contento con autoproclamarse nuevo emperador de los pobres, en apenas unas semanas de (des)mando ya quiere también intitularse como príncipe de la paz mundial. Se ha alistado en el bando del zar Putin para tratar de cerrar en falso un nuevo conflicto, tras la esperpéntica proclama de Gaza como resort turístico: feliz verano entre cascotes y muertos bajo los escombros. Y pide, como condición de cualquier alto el fuego, un bocado de Ucrania, suficiente como para que lo que quede del país ingrese en la OTAN o en la UE como una filfa. Un reconocimiento, en todo caso, al Putin que supo desde el principio cómo manipular, desde las redes sociales, a esa América profunda de los pobres de solemnidad, los que viven en caravanas y el Ku Klux Klan, que es la que ha votado al gallo amanerado.
Paz perentoria que sigue todavía esperando en medio de muertos y escaramuzas militares, como ese escuadrón de drones que asegura Zelenski que los hombres de Putin lanzaron en la víspera de las 'negociaciones' amparados en la noche, tratando de minar un poco más todavía la confianza del pueblo ucraniano en su líder. Maniobras en la oscuridad cuyo único resultado, de momento, es dejar aún más en manos de Europa la respuesta al equilibrio mundial, roto todos los frentes. No solo en el futuro de esa 'nueva' OTAN que debe aprender a vivir con la vecindad de una Rusia neo imperialista. También en otros asuntos de vital importancia, como el equilibrio de la balanza comercial mundial frente a los chinos o el uso ético de la tecnología, con la inteligencia artificial a la cabeza, para tratar de salvaguardar lo que nos queda de humanismo… o de humanidad. Y con el reto de no saber nosotros mismos hasta qué punto estamos preparados para ello, con ese Reino Unido que se marchó para protagonizar su propia deriva, con esa Francia que se auto fagocita un poco más cada día, y con esa Alemania, en medio de todos los frentes, que ha perdido definitivamente su capacidad de liderazgo, incluso sobre ella misma. Por no hablar de países como España, inmersos en una deriva política como no conocíamos en esos cincuenta años que han seguido a la muerte de Franco.
Harta tristeza para aquellos que se empeñan, sobre el tiempo presente, en comparar estos despropósitos con sus antecedentes en la historia. Para los que piensan, mirando bailar a Trump, en lo que le pasó a Hitler después de echar la lagrimita frente a la tumba de Napoleón, más o menos como en su día hizo el propio Napoleón con Alejandro Magno. Con una pequeña diferencia: en el anecdotario de Napoleón, como en el de Adolfo Hitler, como en el del incipiente rey del mundo Trump, no se contemplan frases como ésa del rey de Macedonia cuando dijo: «Una de las cosas que aprendí cuando estaba negociando era que hasta que no me cambiara a mí mismo no podría cambiar a otros». Ni Trump ni Putin parecen muy capaces de negociar una paz en Europa (sin Europa) cambiando una milésima de su estilo de bárbaros del siglo XXI. Dios los cría…
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