Más cara que espaldas
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La ventana indiscreta ·
«La piedra angular del 'síndrome del PP' es un complejo de culpa que lo mantiene en vigilia permanente, siempre en guardia y receloso de que le puedan acusar de no se sabe qué males del averno»Leo en la prensa del régimen que el PP se ha reunido «después del fiasco de la noche electoral» y que Pedro Sánchez y Adriana Lastra, por separado, señalan el fracaso de los populares porque «lo único que han conseguido es dar alas a la ... extrema derecha». Eso es lo único que ha conseguido el PP, pese a sacar tres escaños más que el PSOE. Sorprendente. Las elecciones para los voceros y apesebrados de la 'gauche divine' fueron un fiasco para el partido que las ganó y un éxito para los que las perdieron. No recuerdo un análisis más grotesco, se necesita mucha desvergüenza para intentar vender semejante patraña. ¿Idiocia o estulticia? Ambas, amasadas con cinismo y osadía.
Y no lo dijeron de broma, ni era la entradilla de un chiste. Pedro Sánchez, que se mantiene en la Presidencia del Gobierno por el pacto con comunistas (que en Extremadura sostuvieron al PP), anarquistas, separatistas…, con aire triunfador le pidió a Pablo Casado que rompiera con la extrema derecha «en toda España». ¿Alguien puede creer que Pedro Sánchez, que es capaz de gobernar con los que le quitaban el sueño y de pactar incluso con los proetarras, iba a tener escrúpulos en hacerlo con Vox si pudiera? Más cara que espaldas.
La explicación de Tezanos sobre el nuevo tropezón demoscópico del CIS, ese juguete que nos sale más caro que el papel higiénico barato, se ha materializado en un comunicado rebosante de cinismo, en el que aclara que su «actividad no es la magia ni la adivinación». Contra todo pronóstico, como siempre, dieron ganador al PSOE y desplazaron al PP, confundiendo deseos con realidad. Inflaron los resultados de Unidas Podemos y ahora también a Ciudadanos, porque le convenía al PSOE. ¿No es eso hacer magia demoscópica y adivinación estadística ante una bola de cristal? Más cara que espaldas.
En la retahíla postrecuento de las elecciones del pasado domingo tuvimos la oportunidad de ver/oír cómo representantes de Podemos se lamentaban del error del electorado por haber dado alas a Vox, partido al que ellos consideran un peligro por sus posturas extremas. «Quítate allá, que me tiznas», dijo la sartén al cazo. Ellos, que han pasado de tener poco a tener menos, se sienten legitimados para señalar a un electorado que les acababa de dar un zasca monumental. Curioso que la extrema izquierda considere un error votar otros supuestos extremos, porque los únicos permitidos en su democracia orgánica son los suyos. Más cara que espaldas.
La piedra angular del 'síndrome del PP' es un complejo de culpa que lo mantiene en vigilia permanente, siempre en guardia y receloso de que le puedan acusar de no se sabe qué males del averno. Parece que incluso se avergüenzan de ganar, porque el triunfo lo enarbolan los que han perdido. Ahí está el PSOE, que incluso cuando pierde vende el éxito y, además, señala la derrota de los que han ganado. En la última sesión de control, Pedro Sánchez se mostraba exultante y desafiante, poniendo deberes a un Pablo Casado, desconcertado y en un 'quiero y no puedo' que lo aleja cada día más de los postulados que dice defender. Parece que le gustaría ser Pedro Sánchez y pactar con los progresistas de UP. Para no sentirse señalado. Más cara que espaldas.
De Vox hablaremos otro día.
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