El capítulo de la Diputación
La carta del Director ·
«Paradojas del destino, fue Mañueco quien animó en abril a Carnero a repetir de presidente y fue Mañueco quien el pasado viernes debió comunicar a Carnero su obligada renuncia al puesto»Secciones
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La carta del Director ·
«Paradojas del destino, fue Mañueco quien animó en abril a Carnero a repetir de presidente y fue Mañueco quien el pasado viernes debió comunicar a Carnero su obligada renuncia al puesto»Casi todo lo que toca la política acaba convertido en un juego de tuyos y míos, propios y extraños, amigos y enemigos, negros y blancos. Antes, ya casi ni se recuerda, existían los matices, las tonalidades de gris, la gama de blancos. Eran esos grados ... e intensidades que aportaban valores como la sensatez, el buen juicio, la responsabilidad institucional, la proximidad con los ciudadanos, el deber de enfrentarse a las dificultades con valentía y arrojo –asumiendo las consecuencias–, el sentido de la vergüenza, la buena educación, la certeza de que existe vida más allá de unas siglas, de un partido o de un cargo político, sin renunciar por ello a la vocación por el servicio público. Ahora, solo muy de vez en cuando nos encontramos con destellos de estas virtudes. Por ejemplo, llegan dos tipos como Toni Roldán y Juan Vázquez, que abandonan sus escaños en el Congreso y en el parlamento asturiano porque no se sienten cómodos con la orientación de las siglas por las que llegaron a ellos, en este caso Ciudadanos, y quedamos asombrados. ¿Han renunciado al escaño? ¿En serio? Menos mal que en España hicimos la Transición hace más de 40 años porque, si nos tocara hacerla ahora, no habría tierra en el mundo para tapar tanta trinchera. La última semana hemos vivido un capítulo más de ese juego de polos opuestos en Valladolid. Como campo de maniobras, la Presidencia de la Diputación; en los propósitos de sus protagonistas, el poder en el Partido Popular de la provincia. Como se sabe, chocaron los intereses del expresidente, Jesús Julio Carnero, para permanecer como candidato al cargo y los deseos de la dirección nacional de situar en su lugar a Alberto Plaza, alcalde de Simancas. Ganó Génova, pero en el último minuto, con varios jugadores lesionados y para acabar cediendo el trofeo al defensa central del equipo contrario. Porque no será Carnero el presidente de la institución, pero lo será su segundo, Conrado Íscar, alcalde de Matapozuelos. O sea, una especie de tablas. Paradojas del destino, fue Mañueco quien animó en abril a Carnero a repetir de presidente y fue Mañueco quien el pasado viernes debió comunicar a Carnero su obligada renuncia al puesto. Entre medias se sucedieron los líos con la lista a la Alcaldía de Valladolid, unos comicios nacionales que causaron serios destrozos electorales, la campaña de autonómicas y municipales, en la que Mañueco, Carnero y Pilar del Olmo parecían optar por siglas diferentes... Un desastre mayúsculo. Así pues, lo extraordinario es que, llegados a este punto, el partido fuese un remanso de paz, unidad y buen rollo. Pero al margen de todo, del fondo y las formas del triste capítulo de la Diputación, que veremos cómo evoluciona y termina, hay un punto en el que el Partido Popular necesita dar un salto claro, rotundo, de gigante: en el de la comunicación y la transparencia. Desde que el jueves día 20 de junio El Norte de Castilla avanzara la visita de tres responsables de Génova para pedirle a Carnero que se apartara hasta que, justo una semana después, se conociera la solución final, el PP –todo el PP, el nacional, el regional y el provincial– solo emitió dos comunicaciones oficiales. Una fue un tuit el mismo día 20 a las 22.41 horas. Decía: «En la reunión programada hoy con el PP Nacional, hemos realizado un análisis político de los pactos locales en la provincia tras las elecciones. Trabajando todos en sintonía por el futuro de Valladolid». Hombre, análisis, pactos, sintonía, lo que se dice sintonía... No duele la mentira, sino el ridículo. La otra fue una nota del PP de Castilla y León que, a primera hora de la tarde del viernes, pedía a Madrid que eligiera a Conrado Íscar de candidato, elogiaba los méritos de Carnero, pero luego le aparcaba en el limbo de un ya veremos. Mañueco, al que por causa de su cargo y responsabilidades le ha tocado mediar y ordenar el estropicio, debió comparecer en rueda de prensa junto a Íscar y Carnero, explicarlo y responder a los periodistas. La vida interna de los partidos, más aún cuando toman decisiones relativas a cargos públicos de representación democrática, como es el caso, no puede gestionarse como el calendario de actividades de un club de aeromodelismo. La regeneración empieza por hablar y explicarse. Siempre.
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