Una persona mayor pasa junto a un cajero automático. Antonio Tanarro

Candil

Algo que decir ·

«Casi todas las entidades se han empeñado en obligar a sus clientes a licenciarse en informática si quieren rematar con éxito cualquier gestión relacionada con sus propios ahorros»

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Domingo, 20 de febrero 2022, 20:42

La redacción de este comentario me pilla en plena gresca con mi caja de ahorros de toda la vida, que lleva una temporada tocándome los testículos a base de bien. Así, un día me clava sin avisar una comisión de mantenimiento de una cuenta que ... toda la guerra que da es ingresar la pensión, pagar la comunidad de vecinos y tres bobadas más. En medio siglo largo que llevamos 'casados' la entidad y servidor, jamás he pedido nada y jamás les he metido un pufo, entre otras razones porque soy de aquella viejísima escuela de no gastes lo que no tengas y no pidas lo que no puedas devolver. Ahora sé que ese chaval tan majete que me atiende (a la hora y día que se les pone en las narices a los que manejan el cotarro), no solamente no es un colega sino alguien preparado para dar pellizquitos a cualquier cartilla.

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Esto, que lleva tiempo sucediéndome a mí y a otros que conozco, ha empeorado desde que casi todas las entidades se han empeñado en obligar a sus clientes a licenciarse en informática si quieren rematar con éxito cualquier gestión relacionada con sus propios ahorros.

He leído en alguna parte que Diógenes iba con un candil buscando hombres puros: servidor se conforma con encontrar un cajero automático cerca de casa y una oficina con gestor de carne y hueso al que entiendas y que no te time. Lo dije un día y lo repito: el Gobierno debería dejar estos asuntos en manos de la Guardia Civil.

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