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El futuro no pinta bien, miremos donde miremos. Todo está manga por hombro, amenazando ruina o declarado ya en quiebra. La guerra, el cambio climático, la escasez de energía, el agotamiento de los recursos... Me consuela la idea de que nunca se acierta al predecir ... el mañana.
Pero en los últimos años, ya muchos, se ha acrecentado un problema que compromete seriamente el progreso de España en días venideros. Inevitablemente, vamos a estar gobernados por necios, por estúpidos, por brutos. Y es que, y espero que no me fusilen al amanecer por decir esto, casi todos nuestros jóvenes son necios, estúpidos y brutos. Visiten ustedes los colegios, entren en cualquier instituto, pregunten a profesores, y se les caerá el alma a los pies ante la realidad educativa. No hay esperanza. Ni aprenden, ni quieren hacerlo; ni valoran el conocimiento ni se ajustan a las normas más elementales; se saltan por el forro cualquier disciplina y ni conocen el concepto de respeto... Muchas aulas son campos de batalla donde siempre pierde el profesor. Ya sé que parezco un viejo reaccionario y que no todos los chavales son así, pero los que se salvan de la quema son muy pocos. Y no puede ser que en las aulas, por cada buen estudiante, haya diez o quince que son un puro desastre y una rémora.
¿Es un problema español o también europeo? No lo sé, no he mirado informes, pero da miedo pensar en ese mundo venidero de personas iletradas, que no saben nada, que no piensan ni leen ni ven más allá de las redes sociales. A mí me parece una calamidad tan grande como la del cambio climático.
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