Ay Teresa Rodríguez, consorte del gaditano Kichi que vas y vienes con una matraca de Historia falsa. Tuyas pudieron ser las glorias de un podemismo sano, pero fuiste a lo peor, al terruño, a inventarte una Historia que te aplauden en ese populismo ventolero de ... la cuna de Occidente, que dicen que es Cái. Pero no te dejes llevar por la mistificaciones, que eres maestra. No digas que Castilla hizo lo imposible por acabar con el flamenco. Porque ni opresión a Andalucía, ni morería, ni leches. Andalucía es la Castilla Novísima y así lo debes de asumir.
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Y si tanto te gusta el flamenco, entenderás que la base anda en las seguidillas, en la jota, que tú eres tan castellana como yo y que ese sueño absurdo de un notario tarambana como fue el de Blas Infante (cruelmente asesinado por el franquismo) es un delirio de esa ventolera que te digo. Vete, Teresa, a Vejer, y mira los pendones de Castilla y de León en el Ayuntamiento. Y si te gusta el flamenco, ponte a ver lo de los cafés cantantes, las giras de Pepe Marchena por donde antes, años antes, pasó la Católica. O niégale a Rafael Farina su tronío, su Salamanca campera. Y mira de donde viene en esencia lo de los campanilleros. O vente en agosto a ver a Pedro el Granaino en San Benito, o a esas suaves noches flamencas que Garabito hace en La Mudarra.
Deja ya la tergiversación, que es lo que quieren los burguesitos de Lledoners. Mira lo poco que va del sonido de la dulzaina a lo que suena en el Vado del Quema y en las marismas. No reniegues de tu origen, que es Castilla, madre de lo que somos y de lo que seremos. Y quédate con este concepto: 'Caistilla'.
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