En los primeros días del confinamiento escribí una columna titulada 'Cojonudo' dedicada a los ciudadanos que a las ocho de cada tarde aplaudían desde casa a los sanitarios que se estaban dejando la piel, adjetivo que hoy cambiaría por este otro igualmente merecido. Ignoro qué ... es lo que ha sucedido para que en pocos meses se multipliquen los contagios, y los más prudentes y respetuosos con la 'nueva normalidad' corramos ahora igual o más riesgo que a mediados de marzo. Me sublevan esas actitudes irresponsables que nos ponen en peligro a todos, y si por mí fuera triplicaría el importe de cualquier sanción destinada a castigar conductas delictivas y retiraría las licencias a esos establecimientos que se pasan la ley por donde se pasaba la moneda la gitana.
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Ya está bien de merendolas multitudinarias, de terrazas sin mascarillas o mal puestas, de bares (como ese de las Delicias) que dan cobijo a puerta cerrada a clientes que se maman en grupo para que el virus se desparrame como lo está haciendo. Ni siquiera me consuela saber que no soy el único que echa chispas por esta juerga sin control, tal y como demuestran las Cartas al Director denunciando lo que un lector llamado don Pablo Fuentes calificaba ayer mismo de «delito contra la salud pública».
El pueblo español es cojonudo pero hay mucho cafre, por no decir otra palabra que también empieza por ca y tiene que ver con el toro de lidia…
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