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El café del funcionario

El café del funcionario

«Escribo con conocimiento de causa; soy una de esas víctimas penitentes que para «labrarse el futuro» pasa una decena de horas al día frente a un cerro de apuntes subrayados y muy sobados»

Viernes, 3 de febrero 2023, 16:06

Seamos francos: ustedes también envidian el café del funcionario. Os duele en lo más profundo de las entrañas y se os indigesta, como los callos picantitos y el vino con gaseosa del Eduardo, el conserje. Os provoca ardor de estómago y gastritis crónica, sin más ... cura que la sobredosis de omeprazol y pantoprazol de cuarenta que os receta la santa y corrupta médica de cabecera. (Perdonadla, ella no tiene la culpa). Conozco a jóvenes, medianamente válidos y competentes y hasta trabajadores e inteligentes, que opositan por y para el café del funcionario. «¡Una vergüenza!», me dice una que estudió lo mismo que yo en la misma Universidad que yo y que trabaja 12 horas al día por 1400 euros en una big four (para los que seáis de provincias como yo y no estéis al corriente de la polémica, una big four es un parásito gigante de nombre o sigla ininteligible que se alimenta de carne universitaria fresca). Da igual dónde, cuándo y cómo, lo importante es ser funcionario, como el Tío Mariano que es veterinario en la Junta, la hija soltera (y entera) de la Mari Carmen de Candilichera que se tiró 12 años para ser jueza o el Paco, el hermano del Emiliano, que es Inspector de Hacienda en Madrid y se ha hecho un palacete en Mezquetillas. A la boda de su hija fue la excelentísima señora Doña Esperanza Aguirre. En coche oficial. El Paco tiene contactos, para cualquier cosa hablad con él.

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