Escaparate de un comercio que anuncia su cierre. A de Torre

Cabeza y corazón

Ojo al parche ·

Quedaremos huérfanos de muchas empresas, pymes y autónomos, pero reconozcamos que no nos han educado para defender el verdadero valor social que representan

Eduardo Rodríguez

Valladolid

Martes, 1 de septiembre 2020, 07:01

Existe una sensación generalizada entre las empresas más afectadas durante la crisis provocada por la pandemia: cuando acaben los ERTE, empezarán los ERE y, cuando estos ya no den más de sí, los juzgados se colapsarán de peticiones para concursos voluntarios de acreedores. ¿Visión ... catastrofista o realidad imparable? El día a día nos deja ya ejemplos palpables de lo segundo, pero habrá que esperar un poco más para comprobar los demoledores efectos que anticipa el histórico desplome de actividad acumulado durante todo un semestre (y lo que queda).Todo apunta a que pintan bastos en la economía real. Quedaremos huérfanos de muchas empresas, pymes y autónomos, pero reconozcamos que no nos han educado para defender el verdadero valor social que representan. Solo quienes tienen la responsabilidad de tomar la decisión de un recorte de plantilla conocen el sufrimiento que descansa sobre sus hombros en momentos como los actuales. Al igual que reclamamos conocer las historias e las víctimas del virus y ver las imágenes que nos censuran, deberíamos acercarnos también a las narrativas de las familias que sufren para mantener a flote su proyecto empresarial. Más allá de hechos y de medidas de protección, comprender esas historias nos ayudaría a involucrarnos emocionalmente y a movernos a la acción. Esta conexión entre la cabeza y el corazón representa la mejor herramienta social para avanzar.

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