Vox busca artistas

A Encarnita, que ya era Encarnación, le rescató del baúl de los recuerdos el PP de Aznar para que actuara en los mítines de la campaña electoral que le llevó a la Moncloa a mediados de los noventa. Ella y las piernas de Norma Duval eran las ofertas populares frente al aluvión de artistas de la izquierda, que ocupaban en fila lo mismo que el convoy militar de la muerte que los rusos dirigen a Kiev. Era una guerra tan desigual como la que sufren los infortunados ucranianos.

A pesar de la desproporción de fuerzas artísticas, los populares ganaron en las urnas, aunque con una mayoría insuficiente, lo mismo que les ha ocurrido en su granero de Castilla y León. Entonces se apoyaron en los catalanes y ahora todo indica que lo harán en Vox, quienes piden sus butifarras como lo hicieron entonces los de Pujol.

Aquí convendrán conmigo que sería divertido que entre las peticiones estuviera la Consejería de Cultura y Turismo. Tendrían que buscar muchas 'encarnitas' para llenar las extensas programaciones culturales y festivas que jalonan las nueve provincias. Cuentan con Morante, el matador de patilla y cohiba, para girar por las plazas de toros; o con Arévalo para llenar los teatros de varietés a lo fino, que anunciaban en '¡Ay Carmela!'; o Sánchez Dragó para las tertulias literarias. Y no va más, que Encarnita no puede ser, porque si canta a Paco lo mismo vuelve Igea.