RODRIGO JIMÉNEZ

El bueno y el feo

TRAS EL BREXIT ·

Para identificar a alguien, hoy día, con las cámaras biométricas, es más importante saber la distancia entre los ojos que adivinar lo que hay entre las piernas

Mick Benoit

Valladolid

Lunes, 23 de enero 2023, 00:18

«¡Pegad la espalda a la pared!». Así decía Brian, un compañero de trabajo cuando me ganaba la vida como guía de turismo, cada vez que aparecía Kevin, otro compañero que era abiertamente gay. Al principio nos hacía gracia, porque era un comentario ridículo, fuera ... de lugar. La última vez que le vi, Brian, un bobo que padece delirios de grandeza, era bajo, gordo, calvo y casposo, el único galés dentro o fuera del País de Gales que es más feo que Gareth Bale, e imagino que no ha mejorado con la edad. Al contrario, Kevin era alto y guapo, tanto que las mujeres de la oficina siempre coqueteaban con él. «Ay, Kevin, qué pena. ¿Nunca has pensado en probar con una chica?», le decían con enormes sonrisas. Siendo un majete de buen humor, Kevin reía y las aseguraba que Billy, su media naranja, se quedaría muy triste si lo hiciese. Él era un bien queda y, de hecho, todo el mundo, hombres y mujeres, le querían.

Publicidad

Pasó el tiempo y por fin, como sucede con las bromas tontas de baja calidad, la de Brian empezó a apestar. Un día, al decirlo por enésima vez, una de las secretarias explotó. «¡Jo! ¡Cállate, Brian! ¡Basta ya! ¿Qué crees? ¿Qué Kevin quiere ir a la cama contigo? Tranquilízate, nunca va a pasar. Échate un vistazo en el espejo. Eres feo. Además, él tiene un novio mil veces mejor que tú.» Fuerte, quizás, pero, si no quieres sufrir la furia de una chica galesa (o española, inglesa, etcétera), mejor no tomar el pelo a sus amigos.

Sigo en contacto con Kevin, aunque menos que antes. Nos mandamos christmas en navidades y mensajes de felicitación en los cumpleaños. Lo típico. Él y Billy se han trasladado a Escocia por razones económicas. Viven a gusto allí. Dicen que los escoceses están menos obsesionados con su sexualidad que los de otros pueblos y les aceptan simplemente por lo que son, un conductor de autocar y un jardinero. No me sorprende.

La semana pasada, el gobierno británico de Londres anuló una ley aprobada por el parlamento regional de Edimburgo que facilitaba el cambio del sexo de los trans en sus documentos de identidad, como el DNI, el carné de conducir o el pasaporte. Esto ha provocado tanta polémica que amenaza la entidad del Reino Unido, o sea, los independentistas están furiosísimos.

Publicidad

Hay una fácil solución y es quitar la casilla del sexo en los documentos. Para identificar a alguien, hoy día, con las cámaras biométricas, es más importante saber la distancia entre los ojos que adivinar lo que hay entre las piernas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad