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RODRIGO JIMÉNEZ
El bueno y el feo

El bueno y el feo

TRAS EL BREXIT ·

Para identificar a alguien, hoy día, con las cámaras biométricas, es más importante saber la distancia entre los ojos que adivinar lo que hay entre las piernas

Mick Benoit

Valladolid

Lunes, 23 de enero 2023, 00:18

«¡Pegad la espalda a la pared!». Así decía Brian, un compañero de trabajo cuando me ganaba la vida como guía de turismo, cada vez que aparecía Kevin, otro compañero que era abiertamente gay. Al principio nos hacía gracia, porque era un comentario ridículo, fuera ... de lugar. La última vez que le vi, Brian, un bobo que padece delirios de grandeza, era bajo, gordo, calvo y casposo, el único galés dentro o fuera del País de Gales que es más feo que Gareth Bale, e imagino que no ha mejorado con la edad. Al contrario, Kevin era alto y guapo, tanto que las mujeres de la oficina siempre coqueteaban con él. «Ay, Kevin, qué pena. ¿Nunca has pensado en probar con una chica?», le decían con enormes sonrisas. Siendo un majete de buen humor, Kevin reía y las aseguraba que Billy, su media naranja, se quedaría muy triste si lo hiciese. Él era un bien queda y, de hecho, todo el mundo, hombres y mujeres, le querían.

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