A buen entendedor

Otra cosa muy distinta es lo ocurrido en el sector manufacturero, con una industria pesada que afronta un proceso que transciende a las consecuencias del virus. Lo ocurrido en la fábrica de Nissan de Barcelona representa solo la muestra de un botón que se extenderá, queramos o no. Las preguntas que debemos formularnos son: ¿hasta cuándo las ayudas y facilidades de los gobiernos podrán sostener las costuras del corsé?, ¿hasta dónde puede llegar la flexibilidad interna de las organizaciones para que las cuentas salgan?

En Castilla y León respiramos aliviados después de que Renault anunciara que esta vez (sí, esta vez) no nos ha tocado. Pero el proteccionismo no funciona cuando la transformación resulta imparable. Si un proceso puede ser automatizado, lo será. Si el fabricante puede encontrar una fuente de producción más barata, la contratará. Si el consumidor puede ahorrar haciendo clic aquí o allá, eso es lo que sucederá. Baste recuperar las palabras del presidente del Grupo Renault en una reciente entrevista en la televisión francesa: «los políticos deberían tener en cuenta el futuro de nuestra industria sin centrarse en objetivos a corto plazo que tengan connotaciones electorales». A buen entendedor…

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