José Rojo 'Pacheta', entrenador del Real Valladolid. Alberto Mingueza

Bravo por Pacheta

EL ÓXIDO DE LOS DÍAS ·

«Las personas bien construidas no necesitan que les digan lo que tiene que hacer porque ya lo saben»

José F. Peláez

Valladolid

Jueves, 9 de marzo 2023, 00:04

El hijo de Javi Sánchez se llama Marco, pero yo creo que deberían haberle llamado Pacheta, 'Pacheta Sánchez', que tiene a la vez nombre de personaje de Galdós, de revolucionario cubano y de colegiado castellano y leonés, como Medina Cantalejo, que no se sabe bien ... si es un árbitro, una autovía o el 'derby' de Tierra de Pinares. En cualquier caso, Marco es ya el niño más famoso de España gracias a esas declaraciones en las que Pacheta antepone el nacimiento de un hijo a un apasionante partido entre el Real Valladolid y el Español. Dice mucho de esta sociedad que nos haya llamado la atención hasta ese punto el hecho de que un jefe mande a un chaval al paritorio con su mujer, que es donde tiene que estar, para estar presente en el nacimiento de su hijo.

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Pacheta tiene toda la razón. Aunque, en realidad, Javi Sánchez tiene derecho a ir al parto de su hijo diga lo que diga Pacheta, se agradece que una persona con tanta repercusión pública diga delante de toda España lo que hay que decir: que no va porque tenga derecho sino porque, además, tiene razón, porque es lo objetivamente bueno, lo adecuado, que cualquier empresa es, antes de nada, una organización humana y que, por lo tanto, la persona no es un recurso productivo sino mucho más; que el ser humano no es algo instrumental, no es un medio para un fin sino un fin en sí mismo y que, por ese motivo, la persona ha de ser el centro de la organización y no solo una herramienta al servicio de la rentabilidad.

Mi padre suele decir que una persona solo da una orden a otra cuando la que da la orden es idiota, cuando es idiota la que la recibe o cuando son idiotas las dos. Las personas bien construidas no necesitan que les digan lo que tiene que hacer porque ya lo saben. Y dos hombres que no son capaces de ponerse de acuerdo ante el parto de un hijo no son dos hombres, sino dos mierdas. E incluso en ese caso está la ley, los mínimos que marcan la civilización y que regulan la convivencia y marcan lo que puedes hacer y lo que no. Quien la quebranta, asume las consecuencias, a no ser que seas socio de Sánchez, que puedes hacer lo que te de la gana, pero ese es otro tema. Da igual que la ley diga que son 24 horas, 48 o 72, porque no hay ninguna persona en el mundo que pueda trabajar si su familia no está en orden, si tiene un hijo naciendo, si su mujer está sola en un quirófano o si le acaban de dejar las maletas en la puerta. No se puede, diga lo que diga la ley. Por eso, siempre, lo primero es el ser humano. La persona. Cualquier buen líder –Pacheta lo es– sabe que son los valores y los principios los que han de guiar la toma de decisiones. Nadie puede seguir a un entrenador-gestoría ni a un jefe-burócrata. Lo que se sigue es una visión, una manera de entender las cosas. Y si no te siguen es porque no eres capaz de conectar con sus motivaciones. Y en ese caso no hay empresa, no hay organización, no hay equipo y no hay nada más que una ficción en la que se prepara la cartela de 'The End'.

El otro día, dos personas ajenas al mundo de la empresa criticaban delante de mí el concepto de 'Responsabilidad Social Corporativa', al entender que eso es lo que las empresas hacen con el dinero que les sobra para ganar la imagen que no tienen y poder seguir ganando dinero. Se equivocan. La RSC no es 'qué haces con el dinero que ganas' sino 'cómo ganas el dinero'. Eso afecta a toda la organización, es algo que está íntimamente unido al propósito y, por lo tanto, al fin último de la empresa. Y este es un caso de libro que muestra de qué estamos hablando. En cualquier caso, yo le doy la enhorabuena a Pacheta, al Real Valladolid por apostar con alguien con esos valores y, sobre todo, a Javi Sánchez y a su mujer Alba por recordarnos a todos de qué va la vida. Y a Marco, claro, que ha venido con una lección bajo el brazo. Espero que también con un balón, que andamos mal de centrales en la cantera. Así que calienta, chaval, que debutas. ¡Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios!

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