![Brandabarbarán de Boliche](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/09/media/cortadas/GF1A07d-k3RC-U16012392117272eF-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Es este un artículo de coña. Pero con ribetes de parodia, que siempre, en opinión de George Perec, «se acerca más a la verdad que las sagradas escrituras».
Dejémoslo en que a lo mejor me sale un artículo con retranca. Y ya está.
Estamos en ... tiempos de guerra y de boato. Ambas cosas protagonizadas por el mismo fantasmagórico sujeto. Vladimir Putin es quien ha echado a rodar una guerra, y Vladimir Putin es quien protagoniza el más estrafalario y anacrónico ceremonial palaciego del que se tenga memoria.
Me refiero a ese chow que se monta cada vez que se le ve en la televisión traspasando el umbral de una puerta descomunal, cuyas sendas hojas son abiertas solemnemente por dos lacayos de librea.
Pues esta imagen de los dos gigantescos portones es la que me ha dado pie para esta glosa paródica. Y también para el título o epígrafe de la misma : Brandabarbarán de Boliche es un gigante que sale en el Quijote y cuyos poderes y hazañas, así como su fuerza sobrehumana, las resume Cervantes diciendo que «va vestido, a modo de armadura, con el cuero de una serpiente pitón, y lleva por escudo una puerta que, según es fama, es una de las del templo de Salomón que derribó Sansón, muriendo él con todos los filisteos».
No puedo por menos que imaginar este episodio quijostesco cada vez que veo a mister Putin franqueando las descomunales puertas de su palacio - templo del Kremlim, e imaginarlo arrancando de cuajo uno de los portones para usarlo como escudo y arremeter a muerte contra sus «enemigos» (?) ucranianos.
Y como la imaginación es libre y alocada y mi vesania alcanza grados desmedidos, me ha dado por imaginar un desenlace «bíblico», y que la hecatombe y genocidio que está perpetrando el zar de todas las rusias, acabe también con él aplastado por su propia puerta-escudo,
Porque otra cosa más, otro parangón entre el gigantesco personaje del Quijote, Brandabarbarán de Boliche, y el manso pueblo ucraniano: el capítulo XVIII de la novela cervantina no es otro que el famoso y conocido episodio de los rebaños de ovejas y corderos, que don Quijote confunde con dos ejércitos en trance de entrar en combate. Mas los rebaños nunca dejarán de ser cándidos rebaños, por mucho que los Putins belicosos y genocidas se amparen en la falsedad, en la patraña o el embuste (soslayo lo de 'fake news' ya que Cervantes anda de por medio) de que se trata de ejércitos armados hasta los dientes.
Los clásicos, y quién más clásico que Cervantes, siempre dan en el clavo y nos cuentan las cosas de hoy con anécdotas y perífrasis de cualquier tiempo y época.
Y pongo ya punto final a mi parodia, a mi coña, a mi retranca. No sin antes reconocer y proclamar que don Miguel de Cervantes se las pinta solo inventándose nombres sonoros y desternillantes: ¡Brandabarbarán de Boliche, anda que..!
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