Ariesgo de que algunos piensen que lo que voy a decir seguidamente son cosas de un señor mayor, allá va: algo o alguien está achicharrando las neuronas de una parte (quiero creer que minoritaria) de nuestra juventud. Ignoro si son las redes sociales, la multitud ... de canales temáticos de sexo facilón, la aparente seguridad que proporciona formar parte de una manada o la falta de principios son culpables de los abusos y violaciones grupales que conocemos día sí y día también.
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Es cierto que cuando eres joven te sientes invencible, lo cual no da derecho a portarse con el resto de los humanos como un verdadero hijo de perra. Para que vean que no es comparable, el primer roce que tuve con una chica lo hice yo solito, sin que los colegas me animaran, y consistió en plantarle, a traición, un beso en la mejilla que me costó un bofetón que todavía resuena en el oído afectado. Algo relacionado con el ocio tiene que estar pasando para que los abusos y violaciones de rebaño hayan dejado de ser noticia por repetidas.
No sé qué dicen ni cómo castigan nuestras leyes esas actitudes, pero me temo que las penas por cualquiera de ellas no sirven ni para reparar el daño causado a la víctima ni para disuadir a otros posibles asaltadores. Tengo la impresión de que cuando las células nerviosas se calcinan lo hacen para siempre y que nadie escarmienta en cabeza ajena. Y mucho menos con un guantazo.
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