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Es una noticia que ha pasado casi desapercibida. Pocos medios de comunicación se hicieron eco. Cosas de un blanqueamiento incomprensible. Sucedió hace bien poco a raíz de una campaña revisionista de Hermann Tertsch, vocero de Vox en el Parlamento europeo. El presidente de la Eurocámara, ... David Sassoli, fue contundente. Un puñetazo en plena boca a tanto delirio fascista empeñado en pervertir la historia. Tuvo que recordar a los nostálgicos (otro blanqueamiento al no llamarles por su verdadero nombre) que el Gobierno de la República española, legítimo, constitucional y democráticamente elegido, fue derribado por un golpe de estado. Que quien dirigió aquel Alzamiento fue un dictador. Que no cabe la dignificación de cualquier dictadura. Que acusar a los partidos que apoyaron aquel gobierno de «destruir la democracia y las libertades» no es opinable, es una falsificación de la historia. Da un poquito de asco y mucha pena que, casi cien años después, se tenga que aclarar esto. Y más que lo tengan que hacer desde Europa. Por otro lado es reconfortante ver que allí no se andan con medias tintas. En Europa les paran los pies mientras aquí les seguimos riendo las gracias. Y se vienen arriba. Y siguen mintiendo. E incitan al odio. Y los medios no los señalan. Los blanquean, les dan alas, les ponen micrófonos. Y la Bestia va engordando. Y salen a la calle gritando libertad y proclamando que vivimos en una dictadura. El mundo al revés. En realidad una táctica perversa muy reconocible. En fin, en Alemania los aíslan y aquí los engordamos. Que Dios nos pille confesados.

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