Jesús Julio Carnero y Alfonso Fernández Mañueco, el pasado miércoles en la presentación del primero como candidato municipal.ALBERTO MINGUEZA
Qué bien entierra Mañueco
LA ESPITA ·
Tanto retrasar el candidato en Valladolid ha dejado a la vista las vergüenzas del PP, desde la tardanza de su presidente regional en ejercer la autoridad hasta las luchas intestinas, que constituyen la clave más esencial
Este cronista ha de empezar hoy declarándose impresionado por la puesta en escena del PP el miércoles pasado para anunciar que su candidato a la Alcaldía de Valladolid será quien decía que no quería ser: Jesús Julio Carnero, que lleva media vida en cargos ... públicos nombrado a dedo o por elección indirecta (8 años de secretario general de Fomento, 8 años de presidente de Diputación y tres años y medio largos de consejero). Impresionante frialdad la de Alfonso Fernández Mañueco, que ha intervenido, ya tarde, para resolver una crisis mayúscula en el PP vallisoletano. Para terminar haciendo esto, podía haber evitado los tres últimos meses en los que han salido a la luz las miserias, luchas y divisiones incluidas, del partido otrora hegemónico en Valladolid. Nada rehuye más el votante moderado, al que se dirige con ahínco desde la vuelta de Navidades el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, que una formación política dividida y apática como se muestra hoy el PP de Valladolid.
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En su despedida de la vida parlamentaria nacional, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba exclamó que qué bien se entierra en España. Y a la vista de lo ocurrido el miércoles pasado con la candidatura del PP de Valladolid cabe aplicar esa máxima al presidente de la Junta y del PP regional: ¡Qué bien entierra Mañueco! ¿Que no? Veamos.
Mañueco se quita de encima a quien más sombra le hace, sin disimulos, en el futuro a medio plazo al frente del PP de Castilla y León. Desde la sala de máquinas de la Junta, cuyas llaves le entregó el presidente, Carnero dejó que se extendiera que ahí está él si la dirección nacional popular se planteara el futuro del PP castellano y leonés sin el dirigente salmantino. Se ha dejado querer y se ha gustado en ese papel de futurible presidencial. Hasta que Mañueco ha visto la oportunidad de quitárselo del lado con una opción con la que gana siempre: si Carnero arrebata el bastón de mando al socialista Óscar Puente, Mañueco podrá decir que fue él quien impulsó la candidatura. Y si Carnero no es alcalde, podrá decir que impulsó a quien mejor daba una encuesta, que nadie ha enseñado, pero que dice que el mejor valorado es Carnero. Y en ambos casos, como alcalde o como concejal en la oposición, nunca podría estar sentado en las Cortes de Castilla y León porque la ley regional impide ser procuradores a los ediles de poblaciones de más de 20.000 habitantes. ¿Y qué condición ha de cumplir quien se postule a ser investido presidente de la Junta? Exacto: ser procurador. Mañueco borraría así a Carnero de la carrera regional. Gane o no este en las municipales de mayo, quien gana siempre es Mañueco.
¿Siempre? Sí. Carnero es mañuequista converso ya que no apoyó al presidente del PP regional en 2017 en las primarias contra Antonio Silván, jefe de Carnero 8 años en la Junta. Por eso es de extrañar que haya aceptado ser cartel municipal sin red de protección, jugándose su carrera política a la carta de la Alcaldía. ¿Va a seguir siendo consejero de la Junta y procurador en las Cortes hasta la campaña? ¿De verdad piensa que será creíble su opción a la Alcaldía ocupando más cargos? Mañueco entierra muy bien, aunque en este caso aún no ha rematado del todo; hay cuerpos políticos que, como pasa con los papas, ni en triple ataúd se pueden dar por sepultados y si Carnero pierde en mayo y no ha renunciado antes al escaño en las Cortes, el presidente de la Junta no habrá logrado apartar del todo en la carrera regional a quien más sombra le hace.
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María Sánchez, de VTLP, y Ósar Puente, alcalde de Valladolid.
La candidatura municipal de Carnero deja un segundo muerto (político) y este sí ya enterrado del todo: Conrado Íscar. ¡Vaya papelón ha hecho! Gritó a los cuatro vientos que la idea de optar por un independiente (el abogado Javier Garicano) era suya y se lo pararon; le dimitió Pilar del Olmo de presidenta del grupo municipal, y no ha sabido ejercer su autoridad interna. A ver en qué lista va, si en la de la capital, donde arde en deseos de tener un puesto, o en la de su pueblo, Matapozuelos. Y luego, a ver si es candidato a la Diputación. Las dos presidencias que hoy ocupa Íscar (Diputación y partido en Valladolid) tejerían muy bien la red de salvación de la carrera política de Carnero si no logra ser alcalde. Eso sí, aquí también sale ganando Mañueco porque se quita de en medio a Conrado Íscar, que fue el candidato de Pablo Casado y García Egea cuando estos quisieron cargarse al presidente regional. ¡Qué bien entierra Mañueco!
Con todo, Carnero es el peor candidato para la izquierda porque, pese a ese marchamo de no haber querido ser cartel hasta ahora, es imbatible en capacidad de trabajo. El PSOE y Puente harían bien en rebajar ese tono entre triunfalista y sobrado que emiten vía lenguaje verbal y corporal. Recuerda mucho al del ya exseleccionador nacional Luis Enrique antes del partido contra Japón. Eso sí, Puente tiene a favor que cada día de Carnero como candidato-consejero-procurador resta credibilidad ante el votante al mensaje de este de querer ser alcalde.
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