Por el bien común
Ojo al parche ·
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Ojo al parche ·
«Los eufemismos se han convertido en parte inevitable del discurso político que oscurece intencionadamente, engaña o distrae a las audiencias de verdades incómodas»En política, como en la vida, nos hemos acostumbrado a disfrazar los hechos con eufemismos que, al menos en teoría, suavizan la realidad y la hacen más digerible. Estos días se ha vuelto a poner de moda la «pérdida de confianza» para referirse a la ... antesala de una patada en el mismísimo lugar donde la espalda pierde su honesto nombre (valga el eufemismo) a esos responsables de partido que se salen del redil.
Tanto a Jesús Julio Carnero, presidente provincial del PP en Valladolid, como a Teresa López, secretaria general de los socialistas vallisoletanos, se les va poniendo rostro de esos a los que se refería Alfonso Guerra cuando dijo aquello de que «el que se mueve, no sale en la foto». Que nadie se soliviante más de la cuenta porque, tratándose de decisiones de los aparatos de partidos políticos que emanan desde el mismísimo epicentro de la Democracia, nadie en su sano juicio puede pensar que esto responde a luchas intestinas por el poder interno o venganzas particulares. De ninguna manera. Representan, más bien, unos pequeños, meditados y justificados daños colaterales (valga el eufemismo) por el bien común.
Los eufemismos se han convertido en parte inevitable del discurso político que oscurece intencionadamente, engaña o distrae a las audiencias de verdades incómodas. Qué pensaría el votante de a pie si conociera los detalles de cómo se reparten los núcleos de poder en los democráticos partidos que nos representan en las instituciones. Qué mensaje estaríamos trasladando a las nuevas generaciones si comprendieran que, salvo raras excepciones, lo de menos es el currículum y la experiencia, porque aquí lo que cuenta es disponer del olfato necesario para arrimarse al árbol que mejor cobija (valga el eufemismo para referirnos al que manda o va a mandar). Qué ocurriría si, de verdad, en los partidos se admitiera como método de mejora la discrepancia y el debate que tanto pregonan (para los demás).
Lo hacen por nuestro bien. Sí, mucho mejor vivir rodeados de eufemismos y aceptarlos como edulcorante. Al fin y al cabo hace mucho que admitimos el «crecimiento económico negativo» para no alarmarnos con la «recesión» y aquello de «limpieza étnica»» para evitar pronunciar el temido «genocidio». Pues eso, el bien común.
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