Entonces te besé

Buscaba entre su obra algo con lo que asaetearle para evitar el camino de los cumplidos. Y no lo hallé, por lo que varié de estrategia. «Cambio mucho de principios», acababa de decirme. Así le hablé de la que publicó tras la muerte de Aute, en abril. En los balcones cantan 'Las cuatro y diez': «Fue en ese cine ¿te acuerdas? una mañana al este del edén, James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé». Y un niño pregunta: «¿qué era un cine?». Me emocionó por razones familiares, como la viñeta segoviana de dos niños que gritan al toparse con un árbol: «¡Ahhg, un ciruelo!», en referencia a la polémica del diablillo. Recordé la anécdota de mis hijas cuando explicó su profesora de Historia los problemas del pene de Fernando VII. Uno de los críos insistía en preguntar por el asunto y ella le respondió «cállate ya, ciruelo». Y una de mis gamberras soltó «para ciruelo, el de Fernando VII».

Emocionante Rafa; la exposición, con el beso y el ciruelo.