¿Qué pasa por la cabeza de los vándalos cuando actúan? Probablemente, la nada. No hay una explicación para un comportamiento tan dañino como incívico. Hay destructores que dejan su sello narcisista. Los garabatos que se intentan disfrazar de arte urbano diseminan, en forma ... de pintadas de dudoso gusto, muros, vagones o mobiliario público con el deseo de ser reconocidos de alguna manera. Es como el animal que intenta marcar su territorio y se acaba alejando del comportamiento que se espera del humano. Ahora bien, se observa que existe una raza superior de bandidos y son aquellos que arrasan sin motivación.El paso de esta manada descerebrada ha dejado como un erial la antigua hípica militar. En estos terrenos, el Ayuntamiento ha invertido durante años para acondicionar el espacio a la concentración motera de Pingüinos e incluso para la celebración de festivales de música. Ahora ya no hay puertas de entrada ni ventanas por las que asomarse. Por no haber, no hay ni aseos donde permitirse un desahogo. Lo han hecho sin remordimientos y aprovechando la soledad del recinto, que vuelve a convertirse en un solar desnudo.
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Así actúan los bandidos: asaltando y destrozando, pero sin dejar más firma que la del anonimato impune y cobarde. Y lo peor, no se puede hacer pagar a quien se esfuma y desaparece como la nada y sin embargo se lleva el todo.
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