Hay bancos que están distribuidos estratégicamente entre los mejores rincones de los distritos financieros y en las esquinas más codiciadas de cualquier vía urbana. Estos tienen otro colega homónimo que siembra las calles y parques como espacio de convivencia y de encuentro. Lugares de descanso ... donde pasar el tiempo. Y de esto también hay bancos. ¡Hay tantos y tan diversos! Todos con un denominador común: la esperanza.

Publicidad

Entrar en la gran despensa de Valladolid es ponerte frente a las necesidades de las familias vecinas y valorar la labor de quienes están detrás de una logística a mediana escala que llena estámagos y ensancha corazones. En ello se empeña el Banco de Alimentos de Valladolid que ha celebrado las bodas de plata. Los anfitriones Mariano, José María y ahora Jesús sientan en su mesa a más de 13.000 personas, unas pocas menos que en pandemia. Los ERTE han dejado de apretar y el repunte de las contrataciones ha sacado a un puñado de familias de la pobreza estacional. Pero hay otra que se está cronificando y que obliga a reeditar año a año las grandes recogidas.

La nueva campaña llega esta semana a los supermercados con la fórmula de la donación en caja, una modalidad que impuso la pandemia, pero a la que se ha cogido cariño. Permite recaudar más, manipular menos y racionalizar voluntarios. Porque el hambre no espera y se sienta en el banco de al lado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad