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No se atraganten con los sapos

No se atraganten con los sapos

Ahora no se necesitan más trincheras ni otras armas que algunas 'supersticiones' de la modernidad: el puro engaño, la sobreexcitación de las emociones y el recurso al olvido

Jueves, 30 de enero 2020, 07:25

Hace dos siglos el francés D'Alambert, preeminente ilustrado y uno de los padre de la 'Enciclopedia', ya intuyó que la guerra es el arte de destruir a los hombres mientras que la política es el arte de engañarlos. Para constatar que estaba en lo ... cierto basta mirar al 'brexit', hoy de estreno, al amenazador laberinto del 'procés' o al auge de los populismos y de las 'realidades' inventadas. Ahora no se necesitan más trincheras ni otras armas que algunas 'supersticiones' de la modernidad: el puro engaño, la sobreexcitación de las emociones y el recurso al olvido. El truco consiste en someter al ciudadano a una avalancha tan vertiginosa de estímulos que pasado mañana no recuerde siquiera lo que parecía relevante ayer. La estrategia de la distracción. Señuelos y fogonazos para adormecer la memoria. Está claro que si la realidad política –próxima o lejana– se nos presenta todos los días mediante 'chutes emocionales', nuestras respuestas pueden ser 'inducidas' y controladas, igual que los ratones en el laboratorio. La repetición de falsedades y mantras abonan el terreno para respuestas vinculadas a los sentimientos, a las estrategias manipuladoras, antes que al análisis y al fruto racional. Y aún más en sociedades polarizadas en las que el populismo (mejor, los diversos populismos) sobreviven pescando en el río revuelto de la radicalidad. Un principio de aplicación universal. Desde Trump al 'brexit'; desde el nacionalismo supremacista en España, hasta los populismos de izquierda y de derecha en todo el mundo.

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