Toda la artillería electoral

Cómo no debe estar de revuelto el patio político nacional, cuánto no se jugarán el 13 de febrero los grandes partidos y cuál no será el miedo que tienen los líderes estatales a lo que digan las urnas castellanas y leonesas (con lo fácil que se escribe con la conjunción) que desde veinte días antes de la campaña oficial (se inicia en la medianoche del 27) han decidido sacar la artillería más pesada para esta confrontación electoral y echar mano de sus máximas figuras para pedir el voto ya mismo. ¿O se piensa alguien que lo de ayer de Pablo Casado en Salamanca (aunque fuese telemáticamente) no era para pedirlo? ¿Se cree alguien que hoy no harán lo mismo Pedro Sánchez en Palencia o Inés Arrimadas en Valladolid? ¿O que la presentación que haga mañana el presidente Mañueco a Isabel Díaz Ayuso, ante todos los medios de comunicación nacionales y la práctica totalidad de los extranjeros acreditados en la capital de España en la tribuna del Fórum Nueva Economía, no es para pedir el voto?

Por de pronto quien se beneficia aquí por partida doble del efecto arrastre de sus líderes nacionales es el candidato del PP. Fernández Mañueco tiene la ventaja del ciclón Ayuso, que arrasa en tirón ante los electores, y del empeño que va a poner Casado en estas elecciones castellanas y leonesas, cuya victoria y posterior formación de gobierno necesita en su carrera a La Moncloa. Así de plácido se le ve al presidente de Castilla y León: tiene el viento a favor de todas las encuestas (a ver Tezanos yla Moncloa que nos venden en la que haga el CIS); tiene la compañía de Ayuso y de Casado, quienes en su particular guerra interna también se esforzarán por demostrar que aportan a Mañueco más que el otro; tiene a un PSOE que, al contrario que en 2019 donde era favorito en las encuestas, no acaba de encontrar el sitio adecuado para su candidato Luis Tudanca y, por si Mañueco tuviera pocas cosas a favor, va el ministro de Consumo, Alberto Garzón, de Unidas Podemos, y le sirve en bandeja una polémica que supone para el Gobierno de Sánchez haber hecho un pan como unas tortas: dice que quería criticar las macrogranjas y lo que llega es un ataque en la prensa internacional a la ganadería española. Y la ganadería, aunque no lo sepan en los ministerios de Unidas Podemos, es base esencial de la economía de los pueblos de esta región. ¡Cómo de mal no estarán en Unidas Podemos! No saben si matan o espantan con la ganadería y encima muestran sus debilidades electorales al tener que recurrir para captar votos en Valladolid a María Sánchez, el gran activo electoral municipal a la izquierda del PSOE. En ese espacio ideológico existe una desmovilización bestial.

Lo malo de recurrir tan pronto a toda la artillería pesada ante unas elecciones es que alguien pueda matar moscas a cañonazos.

Ojo a lo subiditos que están los populares con los buenos augurios de las encuestas: olvidan que nada resta más credibilidad a un candidato que mostrarse estirado. Y ojo a los debates para el 13-F: Ni Ayuso, ni Sánchez, ni Arrimadas, ni Yolanda Díaz se verán las caras en los que se convoquen aquí.