Todo arreglado

¿A quién no le va a gustar un imperio romano del siglo primero? Lo mismo pasa con Beethoven. ¿A quién no le va a ... gustar? Aunque el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena no es para Beethoven (ni para Elisa), pese a los 250 años de su nacimiento. Pero, vale, es una excepción. No lo es la pieza de ballet de siempre. Y me da igual que este año la haya hecho Juan Carlos Martínez. Un español contribuyendo al coñazo supremo (me gusta el ballet, pero ahí prefiero ver el primer plano de una violinista). El remate de este año ha sido cambiar los arreglos a la Marcha Radetzky, de Johan Strauss (padre). Los hechos por Leopold Wenniger, versión más rica en instrumentación que la original. Desnazificación. Weninger era miembro del NSDAP. En 2001, con Harnoncourt, se escucharon las dos versiones. Al final, la de Wenninger, la fetén. Ya decía yo que este año no me dieron ganas de anexionarme la Ciudad Libre de Dánzig. Estamos arreglados.