Pepe Torres / Efe
Dados rodando

Pedro, «Totus tuus»

«El sudoku es complicado: peticiones políticas, económicas, sociales y prebendas de todo tipo. Tengamos claro que el único límite a todo esto será la ley, todo aquello que no pueda encajar en el marco de nuestro Estado de Derecho»

Antonio San José

Valladolid

Martes, 10 de octubre 2023, 00:34

Los negociadores despachan cada atardecer con el presidente y le cuentan, no sin sudores, el estado de las negociaciones para lograr su investidura. Son Félix Bolaños, ministro para todo, María Jesús Montero, que debe vigilar las caja, y Santos Cerdá, eficaz edecán del aparato que ... ostenta el cargo de Secretario de Organización del PSOE. Junto a ellos también están, en segunda línea, Óscar Puente, Pilar Alegría, Hana Jalloul y el diputado gallego José Ramón Gómez Besteiro. Son los cooperadores necesarios, los sherpas que trabajan en el backstage haciendo posible, negro sobre blanco, lo que va hablando su jefe con los exigentes socios de coalición para su nueva entronización monclovita.

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Parece claro que los últimos melindres, tan impostados como poco creíbles, del PNV y de Sumar, tratan de poner emoción en un proceso que únicamente tiene una dificultad verdadera: el compromiso reclamado por Junts y ERC para celebrar una consulta popular a todas luces ilegal y sin encaje alguno en nuestra Constitución. Lo de la amnistía lo resolverán a martillazos, pero un referéndum, se le llame como se le llame, son palabras mayores que impedirían el acuerdo y nos conducirían directamente a elecciones. Ahora, por increíble que parezca, todos pendientes de la consulta popular a sus bases que se ha inventado Puigdemoint.

Este es el momento que aprovechan los socios de Sánchez para pedir el infinito y más allá. Los indepes catalanes pretenden la condonación de la deuda existente en su comunidad, son 74.000 millones de nada que, de concederse, pagaremos entre todos en un ejercicio a mayor gloria de tener un gobierno progresista en el país. Compromís, uno de los partidos incluidos en el conglomerado de Sumar, no quiere quedarse atrás y, por si acaso, pidió, a ver si colaba, que el Estado se haga cargo de sus 46.000 millones de deuda. Y así todo… A la hora de pedir, nadie quiere quedarse atrás porque la oportunidad es única y el ansia del candidato a presidente le llevará a intentarlo todo para seguir en la Moncloa. Por tanto, este es el momento.

El sudoku es complicado: peticiones políticas, económicas, sociales y prebendas de todo tipo. Tengamos claro que el único límite a todo esto será la ley, es decir todo aquello que no pueda encajar, a pesar de todos los esfuerzos, en el marco de nuestro Estado de Derecho. En lo demás, todo es negociable. Sánchez tiene ambición a raudales, arrojo demostrado, audacia sin fronteras y unas ganas locas de seguir en su cargo. Junto a él hay miles de afectados si la operación no sale bien. Altos y medios cargos, asesores, nombramientos de confianza, gente cuyo sueldo depende de que las cosas continúen como están. Algunos no han cotizado nunca fuera de la politica, especialmente los que corresponden a la cuota Podemos, ahora Sumar, por eso resulta tan poco creíble su amenaza de que se lo están pensando.

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Con todo, no deja de resultar fascinante la fotografía de los secretarios generales en el último mitin sevillano de Pedro Sánchez. Allí le dijeron: «Haz lo que tengas que hacer, que te seguimos». No hay más que ver las imágenes de asistentes portando pancartas de vergüenza ajena: «Estamos contigo, Pedro Sánchez». Ya puestos, podían haber recuperado aquellos carteles utilizados en la primera visita del Papa Juan Pablo II a España en 1982. «Totus tuus», decían. Todos tuyos. Pues exactamente eso, y sin condiciones. Los críticos como Felipe González, Alfonso Guerra, Emiliano García Page, Javier Lambán o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se sienten completamente vencidos ante tal cierre de filas lanar y mansurrón. Irremediablemente.

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