Lo decía, e hizo fortuna, el personaje que interpretaba el inolvidado José Luis López Vázquez en 'Atraco a las tres': «Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo…». Ya tenemos a un homónimo recientemente nombrado letrado mayor del Congreso, un admirador de Sánchez ... y amigo del PSOE que dictaminó que la de ley de amnistía tenía encaje, «a priori», en la Constitución. Ahora, el salvadoreño Francisco Galindo ha irrumpido con fuerza en la política nacional al convertirse en verificador del opaco proceso negociador que se traen entre manos el PSOE y Junts en Ginebra. Su presencia ha permitido afirmar a los de Puigdemont que este enjuague es un proceso que cuenta con «respaldo internacional», una de las obsesiones atávicas en su sempiterna quimera reivindicativa. Ahora, se busca otro Galindo para las conversaciones entre el PSOE y ERC, porque los de Oriol Junqueras no van a ser menos y también quieren tener su propio verificador. Como Pedro Sánchez pretende, sin conseguirlo, poder hablar a la vez con Esquerra y Junts, sería necesario un tercer Galindo en este foro. Y ya puestos, hay que atender la pretensión del president Pere Aragonés de constituir una mesa en la que estén representados todos los partidos genuinamente catalanes, con lo que habría que recurrir a los servicios de un cuarto Galindo para acompañar, relatar, comprobar, verificar y respaldar todo lo que sea necesario.
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Por Galindos que no quede. Este país necesita muchos y en todos los ámbitos. Fijémonos en el sindiós en el que se ha convertido la Justicia: un CGPJ sin renovar, cargos relevantes por nombrar, acusaciones de 'lowfare' desde el Gobierno… la solución es un Galindo. Cuando las reclamaciones autonómicas eleven el tono encontrarán respuesta en otro Galindo, y lo mismo ocurrirá con las permanentes broncas entre Sumar y Podemos. Galindos para todos. Al fin, hemos encontrado la figura que encuentra soluciones a nuestros problemas. Si los ha habido es porque ignorábamos la fuerza y el poder de implantar un Galindo a tiempo. Los jóvenes actuales, con un futuro laboral incierto, saben que además de las consabidas carreras de toda la vida o la recurrente ADE, pueden optar a cursar 'Ciencias de la Verificación', un grado que permitirá convertirse en un Galindo de provecho en solo cuatro años y perfeccionar después la formación con su correspondiente máster. Trabajo va a haber para todos, y en abundancia.
El humor es un recurso que permite afrontar la actualidad estableciendo la adecuada distancia de seguridad entre los disparates circundantes y nuestra propia realidad cotidiana. Advertidos de una desaceleración económica que va a afectar al empleo, y conscientes de los problemas del día a día para hacer frente a los gastos corrientes por mor de la inflación y la subida de los tipos de interés que afectan a decenas de miles de ciudadanos, parece una broma de mal gusto este desatino que pone el foco en la amnistía y en las ensoñaciones de aquellos que no aceptan ni al Rey, ni la Constitución, ni la España que conformamos todos. De modo que veámoslo con ironía y a lo mejor nos aproximamos a lo cierto. Don Pedro Muñoz Seca resulta hoy más actual que nunca, ya que permite parodiar aquello de 'La Venganza de Don Mendo': «Para asaltar torreones, cuatro Quiñones son pocos. ¡Hacen falta más… Quiñones!». Estamos de acuerdo: para relatar España y verificarla como Dios manda hacen falta más Galindos. Después de habernos puesto ante Europa al nivel de un país en desarrollo por el verificador, ya solo se trata de seguir haciendo el ridículo.
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