Broncano o el error

El programa que adquiere Prado del Rey se ha venido emitiendo en los últimos años en la plataforma Movistar+ con audiencias que no superan el uno por ciento. Dicho esto, es verdad que la comparación de los 'ratings' obtenidos en cerrado no pueden extrapolarse a los de la televisión en abierto, pero cuesta pensar que tal producto vaya a batir récords de espectadores teniendo en cuenta la tipología de sus seguidores habituales y la propia esencia del formato. Que la televisión publica, que pagan todos los ciudadanos con sus impuestos, vaya a destinar 28 millones de euros por dos temporadas, a razón de 14 millones al año, dice mucho de la osadía de los consejeros firmantes de tal decisión y de su sumisión a los designios del Gobierno.

Pedro Sánchez y su entorno acusan las criticas del programa de Motos en Antena 3 y las perciben como las más dañinas a su imagen, habida cuenta del amplio respaldo de audiencia que obtiene noche tras noche este espacio que consigue siempre el minuto más visto de cada jornada. Para intentar competir con las hormigas y restarles audiencia, los asesores monclovitas pensaron que la persona idónea para plantear un contraataque en toda regla era el cómico Broncano. Su estilo es desenfadado, iconoclasta y bastante 'sui generis'. Poco respetuoso con las normas de estilo propias de una cadena como La Primera cuesta creer que el tipo de invitados que pueblan su plató puedan competir con las megaestrellas que presenta a diario 'El Hormiguero'. También sorprende que las dos preguntas típicas y tópicas de Broncano a sus invitados: ¿cuánto dinero tienes en el banco? y ¿cuándo has tenido relaciones sexuales por última vez?, encajen en una audiencia mayoritaria en franjas superiores de edad. No parece, a priori, que la apuesta vaya a salir como algunos esperan. Si, además, tenemos en cuenta que todos los intentos de plantar cara a Motos han fracasado, incluso el superferolítico de Tele 5 con el inefable Jorge Javier y sus efímeros 'Cuentos chinos', el pronóstico no parece que sea demasiado favorable.

Pasar de una plataforma de pago, cerrada y minoritaria, a un canal con vocación de audiencias mayoritarias es tan arriesgado como extraño resulta que un servicio público como TVE se vea obligado a reducir sensiblemente la duración de su principal telediario para dar cabida al nuevo programa. Si hubieran buscado la solución en casa TVE podría haber optado por un comunicador original y más acorde con su publico como es Marc Giró, que está haciendo un excelente 'Late Xou' cada semana en La 2, pero ya se sabe que cuando se reciben órdenes y se acatan sin discutir se empieza a cumplir la vieja e inexorable profecía griega que siempre resulta autocumplida: Los dioses ciegan a quienes quieren perder.